El 27 de noviembre de 2020, el Mossad consiguió matar a Mohsen Fakhrizadeh, líder de múltiples desarrollos militares iraníes según Occidente y diseñador de tests de la Covid-19 según la prensa de Teherán. Fakhrizadeh llevaba más de quince años encabezando la lista de objetivos del servicio secreto israelí, pero ha acabado ocupando el puesto 25 ó algo así de los altos jerarcas persas asesinados por Israel. Morir en un atentado era para Fakhrizadeh casi una muerte natural y él lo tenía más que asumido. Nada hubo, pues, de sorprendente o novedoso en su muerte, pero sí en cómo se produjo. Los detalles que salieron a la luz un año después de los hechos hablan de que el Mossad utilizó una ametralladora del calibre 7,62 dotada de inteligencia artificial, que identificó su objetivo, ajustó el disparo después de la primera ráfaga destinada a inutilizar el vehículo en el que viajaba, lo hizo salir de él a tiro limpio y lo remató de tres disparos en cuanto puso un pie en la calzada para después hacer explotar la furgoneta en la que estaba montada. Ninguno de los familiares que viajaban con Fakhrizadeh resultó herido. Ese día ni un solo agente israelí vinculado a la operación se encontraba ya dentro de las fronteras de Irán. Samsung asegura haber desplegado armas de este tipo en la problemática frontera entre las dos Coreas y, por supuesto, existen versiones montadas sobre vehículos blindados próximas a incorporarse en los ejércitos de todo el mundo. Pero se trata, apenas, de los tirachinas que han de venir.
Desde hace un par de años, The war zone viene dedicando una serie de artículos a su científico estrella, Cesar Salvatore Pais. Se supone que Pais trabaja en la Naval Air Warfare Center Aircraft Division (NAWCAD) de la marina de los EEUU y ha conseguido varias patentes, algunas de las cuales incluso aparecen en Google patents, basadas en el "efecto Pais": "utilizar el movimiento controlado de la materia cargada eléctricamente a través de vibración acelerada y/o giro acelerado sometidos a tránsitos de aceleración suaves pero rápidos, para generar campos electromagnéticos de energía extremadamente alta o de alta intensidad". Entre las patentes figuran un superconductor a temperatura ambiente, un reactor de fusión nuclear de menos de dos metros, una aeronave de forma triangular y otra que puede viajar por cualquier medio, aire, agua o el espacio vacío, sin olvidar un generador de ondas gravitacionales. Pais habla de utilizar su reactor de fusión nuclear para provocar interacciones electromagnéticas con el vacío cuántico y causar perturbaciones del espaciotiempo de un nivel tan destructor que dejaría a la bomba de hidrógeno a la altura de "un petardo".
Aunque los redactores de The war zone conocen bien el medio en el que se mueven y lo que significa el "smog of war", ellos mismos se confiesan sobrepasados por lo que llaman "patentes ovni". Para empezar, nadie parece conocer al ínclito Dr. Pais. Hay patentes a su nombre, hay artículos firmados por él, todos los datos que parecen configurar una biografía y concede entrevistas por e-mail. Otra cosa es que, efectivamente, haya una persona detrás de todo eso. La verborrea del "efecto Pais" sólo dice que, en teoría, hay formas, que no concreta, de intensificar los campos electromagnéticos. Tampoco hay nada raro en que una oficina de patentes expida certificados sobre naves espaciales basándose en un par de dibujos bien hechos y un puñado de fórmulas matemáticas adecuadamente esparcidas. Algunos de los logros de Pais suenan a truco de birlibirloque manido. "Superconductor a temperatura ambiente" es ya una expresión que perdió su significado. Hace tiempo que grupos de investigación de todo el mundo descubrieron cómo aparecer en las portadas de los periódicos anunciando que habían obtenido uno… a presión millones de veces superior a la del “ambiente”. Dicho de otro modo, son logros científicamente interesantes pero técnicamente inútiles. El “superconductor” de Pais es la clave de su reactor de fusión. Como todo el mundo sabe, la fusión es la energía del futuro, siempre lo ha sido y, dicen las malas lenguas, siempre lo será. Hace más de medio siglo que comenzaron a diseñarse reactores de fusión y, hasta ahora se han topado una y otra vez con el mismo problema, tienen que trabajar con campos electromagnéticos que confinan una masa de plasma que, cuando alcanza cierta temperatura, se vuelve incontrolable. Ninguna de las patentes de Pais ni de sus declaraciones inducen a pensar que ha superado este problema. Se limita a insinuar que utilizará campos electromagnéticos mucho más intensos para hacerlo. Sólo cuando se tengan reactores de fusión estables por largos períodos de tiempo (lo que hoy por hoy significa estables por más de un par de milisegundos) puede soñarse con ondas gravitatorias o con interacciones con el vacío cuántico, suponiendo que estas expresiones designen algo.
Tan asombroso suena todo que, tras cierta polvareda científica, la propia NAWCAD parece haber iniciado una investigación sobre el tema. The war zone ha tenido acceso a una serie de e-mails, censurados, que, teóricamente, intercambiaron Pais y la NAWCAD. En ellos la agencia de la marina le recuerda a Pais que todo lo obtenido como consecuencia del trabajo en sus instalaciones pertenece al gobierno de los EEUU y Pais, que se muestra conforme, dice a veces que estas investigaciones las hizo por su cuenta y riesgo y a veces afirma que forman parte de proyectos estatales. Aduce, como demostración de la realidad de lo que postula, la publicación de artículos relacionados con ello en revistas científicas, aunque también reconoce que algunos de esos artículos, con la misma base experimental que los aceptados, fueron rechazados. El censor ha tachado con mucho esmero el nombre de personas citadas por Pais cuya identidad puede deducirse sin mucho esfuerzo por el contexto. Y, finalmente, parece que Pais consiguió presentar evidencias (¿experimentos? ¿prototipos? ¿cálculos?) que apoyaban lo que dice. También es probable que lanzara el señuelo que poco después repitió ante la prensa un alto cargo de la NAWCAD: los chinos van mucho más adelantados en estos campos. En cualquier caso, las explicaciones de Pais fueron hasta tal punto buenas, que ya hay una compañía privada trabajando en la modificación del espaciotiempo, To the Stars Inc. fundada por el guitarrista de Blink 182, Thomas Mattew DeLonge Jr. el parapsicólogo e ingeniero Harold E. Puthoff y el exagente de la CIA Jim Semivan. En qué trabaja y cómo una empresa dirigida por semejante triunvirato alucinógeno es, como la propia existencia de Pais y la solidez de sus teorías, un enigma encerrado en un acertijo dentro de un laberinto. Tal vez todo es una maniobra para que China y Rusia encaucen cantidades ingentes de recursos en perseguir un sueño imposible. Tal vez eso mismo fue lo que pensaron quienes en los años 60 del siglo pasado oyeron hablar de ametralladoras disparadas por una inteligencia artificial.