Si los casos de Stapel y de Boldt han llegado a sorprenderle, he de decirle que el número uno de los falsarios de la lista de Retraction Watch, tiene él solito más artículos retirados que Stapel y Boldt juntos. Se trata del honorable Dr. Yoshitaka Fujii, con ¡¡183!! artículos retirados de los 212 que llegó a escribir. Y, ¿a que no lo hubiesen adivinado? el Dr. Fujii también es anestesista. Su especialidad eran los medicamentos para tratar las nauseas y vómitos posoperatorios. En cierto modo, su éxito a la hora de publicar vino de la mano de su fracaso. Pese a que sus artículos aparecieron en las más prestigiosas revistas internacionales, fueron poco citados, así que el Dr. Fujii comenzó inventando los datos, después falsificó las autorizaciones de los comités de ética de los hospitales en los que se suponía que había realizado los ensayos, posteriormente añadió colaboradores a sus artículos por el procedimiento de falsificar sus firmas y, supongo que fatigado de tanta falsificación, acabó plagiando artículos, entre otros, de él mismo. Por mucho que el Dr. Fujii no supiera qué hacer para que le echaran el guante, desde 2000 había levantado las sospechas de un grupo de colegas alemanes que alertaron a Anesthesia & Analgesia sobre su prolífico colaborador. Anesthesia & Analgesia, prestigiosa publicación del sector que ya había sufrido en sus páginas el caso de Joachim Boldt, llegó a publicar 11 artículos más del Dr. Fujii antes de iniciar una investigación coordinada con otras revistas. El grupo alemán, encabezado por el Dr. Kranke, incluso se puso en contacto con la FDA para denunciar lo que a todas luces eran artículos de ciencia ficción del Dr. Fujii, lo cual es una muestra de su desesperación pues la FDA, como todos sabemos, sólo actúa con prontitud contra herbolarios y productos naturales.
En 2012, 19 años después de su primer artículo, un comité de 23 revistas científicas, determinó que 126 de los artículos del Dr. Fujii habían sido inventados en su totalidad, sobre otros 37 existían sospechas que no podían ser confirmadas y únicamente tres de los analizados parecían auténticos. ¿Encabeza Yoshitaka Fujii la lista de falsificadores en cantidad de artículos retirados y duración de su carrera porque no ha habido hasta ahora nadie como él o porque hay falsificadores que van a batir de largo el tiempo que durarán sus engaños? Por mucho que la pregunta pueda parecer preocupante, su respuesta se queda en mera anécdota si la comparamos con otras cuestiones.
“Visfatin: A protein secreted by visceral fat that mimics the effects of insulin” fue un artículo publicado por la prestigiosísima revista Science el 21 de enero de 2005. Los firmantes eran un equipo de 22 médicos japoneses, encabezados por Atsunori Fukuhara. La Universidad de Osaka inició una investigación sobre el artículo concluyendo, entre otras cosas, que existía un sesgo en la recopilación de los datos. Los autores no se arredraron y llegaron a amenazar al comité de la universidad con acciones legales. No obstante, tras numerosos tiras y aflojas, decidieron pedir ellos mismos la retirada del artículo, procedimiento al que Science dio curso en 2007 sin, como es habitual, explicar por qué un comité de una universidad había visto sin mayores problemas lo que los muy prestigiosos ojos de su equipo de redacción no había logrado encontrar. Hasta aquí, una historia como otra cualquiera. Pues bien, Retraction Watch recoge que el artículo en cuestión ha sido citado 1.023 veces. Dicho de otro modo, este artículo es lo que se suele llamar un "artículo de impacto", lo que cualquier chupatintas encargado de conceder subvenciones o ayudas exige escribir o, al menos, citar como apoyo de las teorías expuestas si uno quiere conseguir dinero para sus investigaciones. Todavía mejor, de esas 1.023 citas, 776, las tres cuartas partes, se produjeron después de la retirada del artículo. De hecho, el artículo puede consultarse en múltiples lugares de Internet en los cuales no se anuncia por ninguna parte que haya sido retirado.
Algo semejante ocurrió con “Ileal-lymphoid-nodular hyperplasia, non-specific colitis, and pervasive developmental disorder in children”, artículo que otra revista puntera, The Lancet, publicó el 28 de febrero de 1998 y cuyo autor principal no es otro que A. J. Wakefield, el cirujano que demostró fraudulentamente el vínculo entre el autismo y la vacuna triple vírica. Pese a la magnitud de este escándalo y que fuese abundantemente aireado por la prensa generalista, fue citado 308 veces después de que fuese retirado en 2010.
Podemos resumir todo lo anterior de un modo muy simple: lejos de perseguir “la verdad”, en la ciencia actual parece haber un singular empeño por perpetuar el engaño.
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