Propongo cambiar la fiesta nacional del 12 de octubre por el 2 de febrero. El 12 de octubre, la fecha en que Colón llegó a América, está ya muy desprestigiada. Ya saben, llevamos a América el imperialismo, el exterminio de unos pueblos a manos de otros y la distribución desigual de la riqueza, algo que los habitantes autóctonos no conocían ni por asomo. Y allí que llegamos nosotros, comportándonos como solemos comportarnos donde hay buffet libre. Todo eso estuvo muy feo y deberíamos acudir todos a sus procesiones flagelándonos por lo que hicimos hace tanto tiempo que yo ya, la verdad, ni me acuerdo de haber participado. En cambio, el 2 de febrero resume lo mejor de los valores patrios, porque es el día de la marmota. No porque en España haya muchas marmotas, ni porque las necesitemos para averiguar cuándo se acaba el invierno. Eso aquí es muy fácil. El día que hace 6 grados a las seis de la mañana, es invierno y al día siguiente, cuando a esa hora hace 20, es verano, sin que ninguna marmota tenga que mirar su sombra. Pero en 1993, los hermanos Rubin filmaron Groundhog Day, la historia de un arrogante hombre del tiempo (el ínclito Bill Murray) que, cubriendo el día de la marmota en Punxsutawney, Pensilvania, se ve atrapado en un bucle temporal del que no sabe salir. Día tras día vuelve a vivir exactamente los mismos acontecimientos con las mismas personas y, obviamente, adopta todas las actitudes de alguien que no sabe cómo cambiar lo que ocurre. De la desesperación y los intentos de suicidio pasa al hedonismo y el cinismo sin acabar de acomodarse nunca al hecho de que, haga lo que haga, tendrá que volver a vivir, una y otra vez, lo mismo. Y esa, precisamente esa, es la esencia, la naturaleza, lo definitorio de este bendito país llamado España.
Hace once años, los españoles ocuparon las plazas y lugares públicos protestando contra la corrupción, el nepotismo y las prácticas generalizadas entre una clase política que había convertido la democracia en el lucrativo esquilme de los bolsillos de todos. En este bonito y plácido 2022 hemos descubierto que cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabelita "la loca", vociferaba por la "defensa de la familia" no criticaba a los abortistas, sino que hablaba de su hermano, al que le proporcionó una comisión multimillonaria por comprar en su nombre lotes de mascarillas a un precio por encima del mercado. El escándalo lo destapó su mayor enemigo, evidentemente ningún luchador contra "la casta", ni un periódico de investigación, sino el presidente de su propio partido, Pablo Casado. En poco más de 48 horas los dirigentes del partido decidieron hacer dimitir… a Pablo Casado por haber osado contar semejante verdad. Para sustituirlo, todo el mundo miró a la gran reserva espiritual del Partido Popular, Galicia y, más en concreto, a su sempiterno presidente, Alberto Núñez Feijoo que llevaba 13 de años en el cargo haciendo de buen gallego, quiero decir, poniéndose siempre de perfil. De hecho, como buen gallego llegó sin parecer que lo hacía, a Madrid. Está ahí porque los partidarios de Isabelita "la loca", esperan que siga poniéndose de perfil mientras las aguas vuelven a su cauce y pueden por fin postularla a presidenta del país. Y, de hecho, de perfil ha pasado por el escándalo de las comisiones del hermano de "la loca" y por las que posteriormente se han destapado en el Ayuntamiento de Madrid, también a cargo del Partido Popular. En su favor hay que decir que tampoco se ha puesto a favor de la horda de parlamentarios populares que han propuesto concederle una medalla al mérito civil al hermanísimo de la presidenta por "haber salvado tantas vidas" con las comisiones que lo hicieron millonario.
En el PSOE estas cosas no pasan. Ni Pedro "el hermoso", ni su mano derecha, José Luis Ábalos, han intentado nunca que un familiar se lo lleve calentito gracias a sus cargos públicos, se lo llevan ellos mismos. No hay más que ver lo ocurrido con el Sahara Occidental. Han vendido a los saharauis al kilo, a cambio de cargos soberbiamente remunerados en cierta empresa francesa cuando abandonen sus actuales puestos. Contra la política española de décadas, contra la postura de su partido, de la comunidad internacional, de la ONU y de cualquiera que mantenga algo de decencia y de sentido común en este país, le han entregado el Sahara Occidental al sátrapa de Marruecos y hasta han acudido a Rabat a besar sus reales posaderas, como buenos súbditos suyos que ya nunca tendrán que volver a preocuparse por cómo rellenar el depósito de sus yates. Al fin y al cabo, ¿qué son 50 años de lucha, sangre, vidas perdidas, sufrimientos e injusticias si podemos dormir con la tranquilidad de que nuestros gobernantes tendrán siempre caviar que llevarse a sus bocas?
Afortunadamente no todos los partidos son como el PP y el PSOE. Ahí tenemos al partido que lucha contra semejante "casta" desde un gobierno de coalición con ella y a su figura emergente, la Sra. Yolanda… Yolanda… ¿ésta también es Díaz? Yolanda Díaz, es una estajanovista que, nos da ejemplo a todos pues, no contenta con su cargo de Ministra de Trabajo y Economía Social y de la segunda vicepresidencia del gobierno, todavía tiene tiempo para desarrollar una precampaña electoral en la que lleva meses enfrascada. Pero no hace precampaña a favor del gobierno, no, ni siquiera hace precampaña a favor del Partido Comunista al que pertenece, hace campaña a favor de ella misma. Yolanda Díaz, promueve una plataforma, todavía sin eslogan, sin programa, sin ideas, sin propuestas concretas y hasta sin nombre, a la que, desde aquí, proponemos que se llame "Yo, yo y Yo"(landa Díaz). Sin embargo, tan antipersonalista proyecto, ha cosechado ya un claro triunfo, logrando que las fuerzas a la izquierda del PSOE andaluz se pusieran de acuerdo en cómo se repartirían el pastel… si hubiera algo que repartir, porque en Andalucía la gran pregunta es cuánto van a subir los cavernícolas de VOX. VOX, el partido que ensalza lo más rancio de las miserias franquistas, el que reivindica los episodios más oscuros y vergonzosos de nuestra historia, el que propone resolver los problemas del presente con soluciones que ya mostraron en el pasado su capacidad para empeorarlos, es la gran formación del futuro. El motivo es fácil de entender, ellos no se venden y no se venden porque sus dueños no los tienen a la venta. Identificar a sus dueños no cuesta mucho trabajo. Con uñas y dientes se opusieron a retirarle la llave de oro de la ciudad de Madrid a Vladimir Putin, el "comunista" contra el que muchos de sus militantes se manifestaron tras las invasión de Ucrania. Y es que todos los que defienden la integridad de la Patria lo hacen por lo mismo, porque entera se puede sacar mucho más por ella al subastarla.
Ya podemos entender por qué la reforma educativa de esta temporada propone que los jóvenes dejen de ejercitar la memoria, que el recuerdo no constituya la base de su aprendizaje, que sepan lo mínimo posible de cómo se han sucedido los acontecimientos históricos, Nuestros preclaros líderes intentan salvar a los ciudadanos del cinismo y la amargura que supone enfrentarse una y otra vez a las mismas cuestiones sin que nada de lo que hacen sirva para modificarlas lo más mínimo.
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