Con motivo del día de la mujer, El País publicó uno de esos artículos que dejan claras las cosas desde su titular: “Micromachismos: si haces alguna de estas cosas, debes replantearte tu comportamiento”. A continuación se detallaban cuarenta tipos de comentarios y, de acuerdo con el titular, si Ud. incurre en uno solo de ellos tiene que replantearse todo su comportamiento. En caso de que indague un poco descubrirá que los micromachismos no son ni más ni menos que machismos cotidianos, así que si el 2,5% de sus comentarios pueden etiquetarse de tal, Ud. amigo mío, comparte modo de pensar con los que van por ahí matando mujeres. Al cabo, una confirmación más, de que todos los hombres llevamos un maltratador dentro, concretamente, en el diminuto cromosoma Y.
Veamos algunos de esos cuarenta comportamientos machistas cotidianos.
1. He creído necesario explicar algo a una mujer, sin que ella me lo pidiese, por el hecho de ser mujer.
Pues sí, ya lo creo que lo he hecho. A varias alemanas les expliqué, sin que me lo pidieran, que cuando uno quiere decir que tiene mucho calor en español no debe emplear la expresión “estoy muy caliente”, como se hace en alemán, porque en español tiene connotaciones diferentes.
Mal empezamos, primera cuestión y ya tengo que reconocer mi micromachismo.
2. He comentado a un amigo que se quedaba al cuidado de sus hijos: “Hoy te han dejado de niñera”.
Supongamos que veo a un amigo mío cuidando de sus hijos y al día siguiente lo vuelvo a ver cuidando de sus hijos y al tercer día otra vez. ¿Le digo entonces “hoy te han dejado de niñera”? No. Le digo “hoy te han dejado de niñera” si es la primera vez que lo veo cuidando de sus hijos. Por tanto, el comentario “hoy te han dejado de niñera” no presupone que las mujeres tengan que cuidar de los niños, constata que he visto muchas veces a la mujer de mi amigo cuidando de ellos y que hoy, por primera vez, lo veo a él realizando esta labor. ¿Dónde está aquí el micromachismo?
3. Le he preguntado a una mujer si “está con la regla” cuando me ha respondido con desgana o desaire.
Esto es algo que resulta muy divertido comentarlo con los amigos, sólo lo uso con una mujer cuando creo estar seguro de que ella va a entender que estoy de coña.
4. En la cama antepongo mi placer sexual al de mi compañera y no suelo preguntar por sus preferencias y necesidades.
¿Quedan todavía de éstos?
5. He dicho que yo “ayudo” en las tareas del hogar, asumiendo que el trabajo es de una mujer y yo estoy ayudando, no participando en igualdad.
Supongamos un hombre que hace de comer la mitad de los días, que recoge la cocina todos los días, que pone la lavadora, tiende y recoge la ropa una tercera parte de las veces, que plancha la mitad de las veces, que lleva a los niños al colegio, les prepara el desayuno y los recoge la mitad de los días, que les prepara la cena y los acuesta todas las noches, que hace las compras más de las dos terceras partes de las veces, que arregla las averías de la casa y limpia los zapatos. Cuando su mujer va a tomar café con sus amigas, ¿qué les comenta? ¿que su marido “participa en las labores de casa en igualdad” o que su marido “ayuda”? Vamos a ver, malas víboras, ¿qué tiene que hacer un hombre en casa para que digáis de él que “participa en las labores de casa en igualdad”? Hoy día, en la práctica totalidad de los hogares, las tareas son compartidas, sólo que en unos el hombre hace el 10% y en otros el 65%. Pues bien, toda esa amplísima horquilla es “ayudar”. En esas condiciones, claro que “ayudo”, ¿qué otra cosa puedo hacer? ¿pasar la aspiradora mientras limpio el polvo con un plumero en el culo?
6. Asumo continuamente la heterosexualidad de las mujeres y de otros hombres.
Desde luego, yo asumo continuamente la heterosexualidad de las mujeres, los hombres y los animales. ¿Por eso soy micromachista? Vale, pues entonces, si le hablo de cisnes y Ud. asume que son blancos, es Ud. un microrracista.
7. No he hecho nunca la coleta a mi hija y ni siquiera concibo que la pueda llevar mi hijo.
Teniendo en cuenta que carezco de la práctica que da treinta años de hacer peinados en el pelo de una mujer, suponiendo que tuviese una hija, tardaría al menos cinco años en hacerle algo que mi pareja pudiera identificar con una coleta. Haría, desde luego, lo que pudiese, pero una coleta, coleta...
8. En mi trabajo o entre mis amistades, solo propongo jugar al fútbol a los varones, dando por sentado que ellas no quieren jugar.
Jamás le propondría a nadie jugar al fútbol.
9. Cuando el niño va al médico o de compras, lo acompaña su madre. Cuando el niño va al fútbol, lo acompaño yo.
Si alguna vez ha ido a la consulta de un pediatra habrá observado madres solas, padres solos, parejas y parejas de abuelos. Si ha ido a tiendas de ropa infantil habrá visto a madres solas y a madres solas mientras sus maridos están diez pasos más allá o fuera de la tienda mirando el móvil con cara de aburrimiento supino. En el fútbol no sé qué hay porque no voy, ¿está allí el micromachismo?
10. He preguntado a mi sobrina si ya le gusta algún chico.
Vamos a ver, si yo le pregunto a mi sobrina si ya le gusta algún chico, eso es micromachismo. Si lo hace mi mujer eso es empatía femenina, ¿no?
Recuerdo cómo me incomodaba de pequeño que me preguntaran si ya me gustaba alguna chica y no, no soy la sobrina de ningún hombre.
11. He preguntado a alguna mujer que para cuándo los hijos cuando nunca se lo he preguntado a un hombre.
Tener un hijo es una locura a la que nadie llega por una decisión racional. No se me ocurrirá preguntarle a nadie, hombre o mujer, si está lo suficientemente loco como para dejarse arrastrar a ello.
12. He pagado de forma sistemática mis cenas con mujeres presuponiendo que es lo que se espera de mí.
Desde que tiene dieciocho años, un hombre se acostumbra a tropezarse con chicas que le piden que las invite a una copa o, por lo menos, que vaya por ellas. Si con treinta él asume que tiene que pagar la cena ya no es costumbre, es micromachismo. Curioso.
13. He descrito a una mujer como “poco femenina”.
Yo sí lo he hecho, lo he hecho, sí, y lo sigo haciendo y lo haré en el futuro. Conocí en Alemania una chica, no sé si polaca o rusa, que tenía más vello en el bigote y las patillas que yo en cualquier parte de mi cuerpo. Me causaba un shock abrir la puerta por la mañana en la residencia de estudiantes en la que estaba y encontrármela. Sé que en algunos países del Este se considera sexy una mujer velluda, pero para mi gusto, una chica con el aspecto de Freddie Mercury en el vídeo de I want break free, es “poco femenina”, ¿qué quieren que les diga?
14. He usado la palabra “provocador” para describir el atuendo de una mujer.
No, pero sí el adjetivo “arrebatador”, ¿esto cuenta?
15. He comentado que esas no son formas de hablar “para una señorita”.
Esto es algo que hago sistemáticamente con toda jovencita que suelta más tacos o expresiones soeces de las que yo soy capaz de soltar por minuto. ¿Cuenta esto?
17. Considero normal que en televisión los presentadores sean los ácidos y divertidos y ellas las guapas.
Vamos a ver, vamos a ver: llamadme micromachista si queréis, pero paso de interesarme por los presentadores de televisión guapos.
18. He hecho el comentario "Sara es una mujer fuerte" dando por hecho que considero que ser fuerte es un rasgo más masculino.
En mi opinión “Sara es una mujer fuerte” si, por ejemplo, tiene que cuidar de sus padres enfermos, de sus hijos porque su marido la abandonó y lleva adelante su trabajo. ¿Me explican dónde está el micromachismo?
19. Tengo mellizos y nada más nacer hice socio el Atleti a mi hijo y no a mi hija.
Tercera mención del fútbol
20. Dejo a mi hijo adolescente salir hasta las 3 de la madrugada, pero a mi hija le obligo a venir antes de medianoche.
Es decir, que si en plena psicosis de mujeres desaparecidas, me empeño en que mi hija regrese a casa cuando hay gente por la calle, no soy un padre preocupado sino un micromachista sin remedio. Pues, ¡qué bien!
21. En mi trabajo o entre mis amistades, solo propongo jugar al fútbol a los varones, dando por sentado que ellas no quieren jugar
Aquí está ya la gota que colma el vaso. ¿Cuántas referencias llevamos ya al fútbol? ¿por qué? ¿porque el fútbol es un caldo de cultivo para el machismo? Entonces, ¿por qué El País, tan preocupado por los micromachismos, no hace campaña, por ejemplo, por las listas cremallera en las directivas de los equipos de fútbol? ¿por qué no se niega a publicar información sobre el fútbol hasta que no acabe el machismo en él?
21. Nunca he hablado con mi hijo de feminismo.
Como puede observarse, no hay restricciones de edad en este enunciado. Si su hijo tiene trece meses y no ha hablado con él de feminismo, Ud. amigo mío, es un micromachista irredento, como yo, como el vecino y, en definitiva, una vez más, como todo hombre. Aún mejor, si su hijo tiene veinticinco años y no ha hablado con él de feminismo, ni de los problemas de integración en nuestra sociedad de los inmigrantes congoleños, ni del genocidio de los gitanos polacos en los campos de exterminio, Ud. es también microrracista y micronegacionista.
23. Invitado a comer en la casa de unos amigos, he felicitado a la mujer por la comida sin preguntar antes quién había cocinado.
¿El autor de este artículo no sabe quién cocina en la casa de sus amigos?
24. Invitado a comer en la casa de unos amigos, me he dirigido al hombre para hacer preguntas sobre automóviles, dinero o deportes porque he deducido que a ellas no les interesarán esos temas.
¿El autor de este artículo no sabe qué temas le interesan a sus amigos? Usted no ha tenido un amigo en su vida, ¿verdad?
25. He presentado a una mujer por el cargo o la posición de su marido: "esta es la mujer de...", en vez de por su nombre y profesión.
En una ocasión una amiga se puso a soltar pestes de las condiciones de vida de los oficiales del ejército delante de otra amiga mía que a ella no la conocía de nada. Entonces le dije, “ésta es la mujer de... Javier, el oficial del ejército que te acabo de presentar”. Está claro que soy un micromachista sin remedio.
26. Soy camarero y siempre pongo la bebida alcohólica al chico y la bebida sin alcohol a la chica, sin preguntar quién ha pedido cada una.
Esta es muy buena. Estábamos sentados dos hombres y dos mujeres. El otro hombre y una de las mujeres pidieron una copa de licor. El camarero nos colocó las copas de licor a los dos hombres. No nos pusimos a llamale “micromachista” a gritos porque no habíamos bebido lo suficiente, de hecho, nos acababa de traer las copas. Es como cuando estás en pareja y pides una ensalada y un filete, el filete siempre se lo ponen al hombre. O como cuando pides una salchicha y unos chochitos (altramuces para los remilgados), que le ponen... En fin, vamos a dejarlo.
28. Intentando ser amable, he llamado “guapa” a una mujer a la que no conozco de nada.
La verdad es que yo sólo hago esto con los bebés, me imagino que eso me convierte en minimicromachista ¿o se dice ínfimomachista?
30. Me he callado ante el comentario machista de un amigo.
Por deformación profesional no suelo atacar de frente los comentarios que me repugnan.
32. En alguna ocasión he dicho a mi pareja: "¿Vas a salir así, sin maquillar?" o "¿No te has maquillado demasiado?"
Sinceramente, cuando no tienes más remedio que darle un besito de protocolo a una mujer y notas la grasa que se te queda pegada en la mejilla, la segunda pregunta me arde en los labios. Lo dicho, micromachista sin remedio.
33. Me refiero al conjunto de ciudadanos que buscan la igualdad como “las feministas”, en femenino, asumiendo que es una lucha únicamente reservada a las mujeres.
A estas alturas, ya habrá comprobado cómo, la lumbrera que ha redactado este presunto artículo periodístico, ha supuesto que todos estos comportamientos los hacen los hombres, porque, como todo el mundo sabe, el machismo es algo que está en el cromosoma Y, por tanto, nada hay en la cabeza de una mujer que merezca tal calificativo. Cuando una mujer califica a otra, famosa por sus conquistas amorosas, con un adjetivo que empieza por “p” y termina con “uta”, eso no es machismo, es ensalzamiento de las buenas costumbres. Eso sí, si yo digo que “las feministas” es femenino, eso es machismo...
34. Alguna vez, en una conversación entre amigos, he pronunciado la palabra “feminazi” para referirme a una mujer que reivindica derechos.
Con independencia de lo acertado que me pueda parecer el término “feminazi”, conozco a los angelitos que lo utilizan y hago lo posible porque ninguno de ellos se acerque siquiera al círculo de mis amigos.
35. Alguna vez, en una conversación entre amigos, me he referido a una mujer como “loca del coño”.
“Feminazi”, “loca del coño”, ¿en qué ambientes se mueve el que ha escrito este artículo?
37. He comprado ropa de color rosa o muñecas a una niña sin consultar con sus padres (o con la propia niña) qué regalo deseaba.
Comprar regalos sin preguntar antes a los padres es siempre el modo más eficaz de quedar en ridículo.
38. He hecho un favor a una mujer “por guapa”.
He hecho muchos favores a mujeres por ser mujeres, ¿eso cuenta?
40. En una conversación sobre políticos, me parece normal hacer comentarios sobre el aspecto de ellas cuando no lo hago sobre el de ellos.
¿Está de coña? ¿Alguien puede evitar hacer comentarios sobre el aspecto de Rajoy o de Trump?
Para terminar diré que las masivas manifestaciones de mujeres del 8 de marzo me han convencido de que es inútil seguir negándolo, sí, hay que admitirlo, son una nación y merecen que se celebre un referéndum por su independencia.