Es posible que esta noticia no haya salido de los medios de comunicación franceses, así que me extenderé un poco explicando lo sucedido. El pasado 8 de enero, con motivo de los atentados de Paris, se decretó un minuto de silencio en todos los centros públicos de Francia. Es fácil de entender que, dada la situación emocional de la ciudadanía, la edad de los alumnos/as y su multiculturalismo, el acto dejara de ser mero protocolo en los centros de enseñanza media. En el liceo Victor Hugo de Poitiers, como, probablemente, en muchos otros, hubo algunos incidentes de escasa relevancia. Su rector, convencido por los dirigentes del país y los firmes voceadores de cuál debe ser la opinión pública de que estaba ante una situación de guerra, decidió ponerse a la vanguardia de la misma abriendo su despacho y sus oídos a cuanto buen francés estuviese dispuesto a delatar a cualquier conocido. Así fue como el señor Jean-François Chazerans, profesor de filosofía en dicho instituto, acabó recibiendo una notificación en la que se le acusaba de haber tenido una conducta inapropiada durante el minuto de silencio y de haber hecho declaraciones de apoyo al terrorismo en sus clases.
El enemigo, el enemigo de Francia, de los ideales republicanos, de la libertad y la democracia, no había sido especialmente difícil de encontrar. El Profesor Chazerans es conocido en Poitiers por su militancia en la extrema izquierda y por sus peculiares métodos y objetivos a la hora de enseñar. Dicen quienes le conocen que aprovecha la mínima ocasión para abrir debates en sus clases en los que, a través de las bromas y la provocación, trata de mover los cimientos de las creencias de sus alumnos/as para que abandonen el reposado mundo de los lugares comunes y se atrevan a pensar por sí mismos. Pretende el Profesor Chazerans forjar mentes críticas, capaces de examinar por sí mismas la realidad; pretende, nada menos, que hacer de los adolescentes ciudadanos libres, alérgicos a la intoxicación de todo aquello que se dice, se piensa y se cree. En las pocas declaraciones públicas que ha efectuado, reconoce haber realizado un debate en seis de sus clases, con el propósito de abordar el tema del terrorismo de un modo racional y alejado de las emociones. Difícilmente podrá recordar todo lo dicho en seis horas de debates con entre ciento veinte y ciento ochenta alumnos/as en plena pubertad y conmocionados por lo ocurrido. En cualquier caso, anhela que llegue el 12 de febrero, fecha en la que podrá tener acceso a su expediente y averiguar finalmente por qué se le ha encausado. Desde luego no será, como declaró su rector en un principio (y después ha ido dejando de lado), por su incorrecta actitud ante el minuto de silencio. Al igual que otros profesores y miembros de la comunidad educativa, no acudió a dicho acto.
Según parece, basándose en el testimonio de cinco alumnos y un padre, el rectorado procedió a separarlo inmediatamente de sus alumnos/as y a suspenderlo sumariamente por cuarenta días, el máximo que la legislación vigente le permite. El 13 de marzo, el Profesor Chazerans tendrá que acudir ante la comisión disciplinaria académica, que podría expulsarlo de la enseñanza. Peor aún, el ministerio público le ha abierto diligencias por presunto delito de apología del terrorismo, el cual conlleva penas de hasta cinco años de cárcel. Mientras estas fechas llegan, sus compañeros y alumnos/as del Victor Hugo de Poitiers se han manifestado repetidamente en solidaridad con él. Diferentes sindicatos han denunciado la barbaridad que se está cometiendo y le van a prestar asistencia jurídica. Poco a poco, la red se va llenando de comentarios cada vez más escandalizados con el clima que se está creando en las escuelas francesas. Francia, en efecto, ha caído en la dinámica que genera la aparición del terrorismo y que tan bien resumiera nuestro insigne ministro de interior (y posterior reo de la justicia) José Barrionuevo. En un discurso ante el parlamento con ocasión del “caso Zabalza” dijo: “sólo hay dos versiones de lo sucedido, la de quienes ponen bombas y la de quienes están con las fuerzas de seguridad del Estado”. En medio, en medio de las dos versiones, en medio de dos raquetas que la golpean sin parar como si fuera un macabro partido de tenis, sólo queda la inmensa mayoría de la población.
Cuando quienes mandan consiguen convencer a un país de que sólo hay dos bandos, que los acontecimientos sólo pueden encerrar dos versiones y ninguna verdad, que estamos “nosotros” y “ellos”, que o eres Charlie y vas a las manifestaciones de la mano de Bibi Netayahu o matas, los que están empeñados en que haya ciudadanos libres, los que persiguen la libertad del pensamiento, los que aspiran a remover el confortable suelo de las creencias compartidas, los que utilizan el humor para agitar las conciencias, en definitiva, los que son como los creadores del Charlie-Hebdo o como el Profesor Chazerans, están condenados a las balas o a un procedimiento más civilizado pero no menos aniquilador: la utilización de la justicia como arma para defender el país (es decir, lo que algunos quieren hacer de él).
https://www.facebook.com/jeanfrancois.chazerans
http://www.dal86.fr/2015/02/07/soutien-inconditionnel-a-jean-francois-chazerans/
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