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domingo, 27 de mayo de 2018

Ciudadanos, Juntos, Podemos.

   Dicen los sesudos analistas que las encuestas auguran un espectacular vuelco electoral en las próximas elecciones generales, pero yo las miro y veo lo mismo de los últimos años, que el BBVA aumenta su número de escaños sobre el Banco Santander. Eso sí, ya no gracias a su buque insignia, sino a su marca blanca. Al fin PP y Junts pel Sí (al que nosaltres diguem), descubren que sus respectivas estrategias les han conducido a tener un enemigo común, Albert Rivera, quien ya mira al sillón presidencial y canta "Te miro y tiemblo". De hecho corren rumores de que Puigdemont le ha ofrecido un cuarto en su mansión de Bruselas a Don Tancredo Rajoy por si se tiene que exiliar tras la sentencia del caso Gürtel. El análisis, tan rico en matices, que muchos seguidores del independentismo catalán hacen, a saber, que no se trata de independencia o no, sino de franquistas contra republicanos, se ha mostrado certero. Una vez más, los inquisitoriales jueces franquistas han cargado contra los santos varones republicanos: Correa, Gürtel, Bárcenas, Turrull, Torra, Torrent, Torrim y Turròn. Yo, como buen franquista, sólo puedo sentir simpatías por el Turròn y por Torrent. Alguien que ha creado un gestor de descargas tan bueno no puede ser mala persona.
   La cuestión es qué pareja de baile elegirá el Sr. Rivera llegado el caso. El pasado indica que, probablemente, se inclinará por una coalición interbancaria entre su partido y el PSOE. Funciona muy bien. En Andalucía llevamos ya varios años disfrutando de una cosa así y a ellos les va tan ricamente. Los ciudadanos de verdad, los de a pie, seguimos igual que siempre, que es de lo que se trata. No obstante, también podría optar por un acuerdo a la italiana con Podemos. Los transalpinos, nos han mostrado por dónde van los tiempos, uniendo en un abrazo fraternal a los vástagos de esos dos cómicos entrañables que fueron Beppe Grillo y Umberto Bossi. La fórmula es muy simple: olvidarse de nimiedades tales como las ideas o los programas políticos y atornillarse a la poltrona con un personaje de consenso como Giuseppe Conte, cuyo equivalente español sería Cristina Cifuentes, ahora disponible.
   Desde aquí yo quiero romper una lanza en pro de esa formación, en horas tan bajas, como es Podemos. No sólo las cosas les iban mal, sino que las encuestas dicen que les irá peor y la realidad puede demostrar que todavía se quedaron cortas cuanto todos los criptosocialistas que los apoyan acaben ejecutándolos, como a tantas formaciones de izquierda, con un puñal llamado “voto útil”. ¿Qué quieren que les diga? Uno tiene su corazoncito y cuando me enteré de que había al menos una pareja en Podemos que hacía el amor y no la guerra, me puse tierno. Los envidiosos de turno dicen que si poner a tu novieta de número dos del partido es nepotismo, que si tanto criticar a la casta y somos como ellos, que si patatín, que si patatán. Vamos a ver, Daniel Ortega nombró vicepresidenta a su mujer; sucesor en la presidencia del país a su hijo Laureano; Rafael, otro hijo, está a cargo de la empresa petrolera nacional; y sus hijas dirigen el emporio comunicativo estatal en el que también trabajan otros dos hijos más de la pareja, ¿por esas menudencias ha pasado a formar una casta? ¿ha dejado por eso de ser menos revolucionario? ¿ha perdido el favor de esa vanguardia izquierdista mundial llamada Venezuela? Pues entonces, ¿por qué no puede la pareja Iglesias-Montero compartir, además de felicidad, las riendas del partido?
   Y ahora se buscan un nidito, cuatro paredes, un techito, donde fundar una familia y todo el mundo carga contra ellos. Es que no se enteran, que ellos no querían, que por ellos se hubiesen quedado en el piso de estudiante del Sr. Iglesias, pero es que en esa zona hay un colegio tan bueno... ¿Han leído las declaraciones de la directora del colegio? Háganlo, son geniales. Dice poseer un alumnado poco menos que elitista por su nivel sociocultural y, gracias a las pedagogías más innovadoras, obtener de ellos resultados "en la media de la comunidad". Ese colegio se va a convertir en cantera de los futuros ministros de educación del país. A continuación, sin ningún miedo, afirma, que a su colegio, en esta zona de chalecitos de 600.000€, van los hijos de “varios miembros del partido”. De manera que tener chalets de lujo se ha convertido en habitual en Podemos sin que nadie diga “esta casta es mía”, pero en cuanto se compran uno Iglesias y Montero, ¡hale! todo el mundo a despellejarlos. Afortunadamente Podemos no es como otros partidos. Una formación que tiene como referentes éticos a Nicolás Maduro y Evo Morales, podrá ser muchas cosas, pero ni tienen apego al cargo, ni son personalistas. Los términos de la hipoteca de Iglesias y Montero lo dejan bien claro, planean estar en la poltrona 30 años nada más, el tiempo justo de completar su programa político. Y ¡ojo! las bases tendrán la palabra, podrán votar libremente en un referendum con una pregunta clara: ¿estáis conmigo o contra mí? ¿Acaso puede haber algo menos personalista?

domingo, 27 de diciembre de 2015

¿Quieres gobernar conmigo?

   Las del pasado fin de semana fueron las primeras elecciones que yo recuerdo en las que no han salido en tromba todos los partidos a declarar su victoria. Muy al contrario, lo común han sido las caras de circunstancias y es fácil comprender por qué. El PP tiene exactamente lo que pidió a los electores, ser el partido más votado y capacidad para formar gobierno. Se ha dejado por el camino cinco millones de votos, pero tendrá fácil la presidencia... siempre y cuando pacte con Podemos. Si esta afirmación le ha hecho sonreír es que Ud. querido lector, es joven. A nadie le conviene más un referéndum en Cataluña en estos momentos que al PP. Si de él saliese un “no” a la independencia, Mariano Rajoy adquiriría una aureola de carisma con la que nunca había podido soñar. Y si saliese un “sí”, el consiguiente abandono de los diputados catalanes de las Cortes facilitaría una mayoría amplia sobre la que se podría sustentar un gobierno del PP. De este modo, ambos, PP y Podemos, tienen mucho que ganar y poco que perder con la autodeterminación catalana. Otra cosa es si Podemos es una formación con la madurez suficiente como para pactar con el PP, pero yo creo que estos chicos maduran rápido, ¿no pasaron del bolivarismo revolucionario a la socialdemocracia en dos meses? 
   Con el resto al PP las cuentas no le salen ni a tiros. A la coalición con Ciudadanos le faltan 13 escaños para llegar a una mayoría suficiente, que habrán de prestarles ERC, la antigua Convergencia, el PNV, o la antigua Izquierda Unida. El comienzo de este camino, es decir, un pacto de gobierno con Ciudadanos, tampoco es ningún regalo. La cuestión de los programas no es, como no ha sido nunca, un problema. La cuestión es de personalidades. Por mucho que tenga casi el triple de diputados que Albert Rivera, a los populares les resultaría muy difícil hacer aparecer a Don Tancredo como líder de esta alianza. Más bien el problema sería el inverso, no sufrir el abrazo del oso por parte de los naranjitos. Por ello desde Génova daban por descontado un pacto con el PSOE y ésta es la razón de su sorpresa cuando en el debate cara a cara entre Rajoy y Pedro Sánchez, éste salió mordiendo. Al fin y al cabo, comparten muchas cosas, les une todo un abanico de intereses, mostraría la vigencia del bipartidismo, a la larga podría hacerles recuperar votos y siempre se puede presentar como un pacto de Estado “dado el momento extraordinario que atraviesa el país”. Y así llegamos al nudo gordiano de la situación política heredada de las urnas, ese nudo gordiano que se llama Partido Socialista Obrero Español.
   El PSOE ha cosechado los peores resultados de su historia y, sin embargo, precisamente por haber cosechado semejante resultados, se ha convertido en el partido bisagra, clave en cualquier negociación. Desde que obtuvieron la última mayoría absoluta, nunca habían tenido tanto poder. La cuestión está en si no morirán de éxito, porque peligros tampoco les faltan. Si con sus acciones u omisiones conducen a un adelanto electoral, podrían acabar teniendo una nómina de diputados aún más exigua. Como ya he explicado, el problema del paro ha alcanzado cifras preocupantes entre sus enchufables y los barones regionales están muy nerviosos con la posibilidad de que puedan ir a más. Varios de ellos, que han alcanzado la correspondiente poltrona gracias a los votos de Podemos, han dejado claro que nada de pactar con estos trasnochados a nivel nacional. El motivo se ha podido oír oír de los labios de Pablo Iglesias: "lo primero que tiene que hacer [el PSOE] es sacar a sus miembros de los Consejos de Administración o pedirles el carné". Como no se le pueden reprochar tales declaraciones, se alude a Cataluña, dejando de ese modo abierta la excusa para un posible pacto con el PP. Pero es que, si ni siquiera existiera entre ambos el abismo crematístico, un pacto así tampoco conduciría a nada. Se suele pasar por alto el detalle de que el PP sigue teniendo una amplia mayoría absoluta en el Senado. Las reformas constitucionales que tanto ansían introducir los moraditos, el día a día de un gobierno encabezado por el PSOE, resultan poco menos que imposibles sin la aquiescencia de esa cámara tan frecuentemente tachada de inútil. 
   A pesar de que ahora mismo todo parece muy confuso y complicado, en realidad el camino es extremadamente simple y claro. En primer lugar, el PP intentará formar gobierno, el cual no llegará ni a la investidura del presidente o irá poco más allá. Después le tocará el turno al PSOE, que veremos a ver si consigue llegar a la fase de investidura. Para entonces, es decir, dentro de un año o año y medio, todo el mundo estará lo suficientemente cansado de inestabilidad política como para aceptar de buen grado una gran coalición entre populares y socialistas, en la que estaban pensando ambos desde el momento mismo del arranque de la campaña. Lo ha dicho Pedro Sánchez, la gente quiere cambio... para que nada cambie.
   En medio de un panorama tan lúgubre, por fortuna, siempre hay payasos que atinan a poner su toque de humor. Resulta que, ahora, Arturito Mas, ha descubierto que el sistema electoral español confiere un enorme poder a los nacionalismos periféricos en cuanto no se alcanzan mayoría absolutas; ahora se ha dado cuenta de que podría haber conseguido muchas cosas jugando bien sus bazas; ahora ha comprendido que era innecesario provocar la fractura social que ha generado con sus bravatas en Cataluña; ahora que ha perdido la mitad de los escaños y que ha conseguido que su formación pase de ser la más votada al tercer lugar en Cataluña; ahora... Enhorabuena, Sr. Mas, es Ud. un lince.

domingo, 28 de junio de 2015

In the loop

Tienen razón Podemos y Ciudadanos cuando afirman que han provocado un giro en la política nacional, aunque, sinceramente, yo preferiría ir en línea recta hacia otra cosa antes que volver a donde estábamos. El caso es que tan girada está la política española que nuestro queridíssssssssssssssssssssssimo y amadísssssssssssssssssssssssimo Sr. Presidente del gobierno, Don Tancredo, ha decidido hacer algo, algo rompedor, rupturista, que de nuevo impulso a un partido que está empezando a preguntarse si Ciudadanos hará con ellos lo que ya ha hecho con UpyD: ha cambiado de ministro de educación. El ciudadano medio, al que le importa tanto la educación como a una vaca el tren que pasa ante sus ojos, ha recibido este nuevo impulso con una sonora indiferencia. Por si fuera poco, el Sr. Wert se ha ido aclarando que todo está atado y bien atado en su antiguo cargo y que su cambio no va a cambiar nada por si alguien lo dudaba. Donde sí han cambiado mucho las cosas es en Andalucía. Adivinen qué partido va a gobernar los próximos cuatro años. Pues el mismo que lo hizo los cuatro anteriores y los cuatro anteriores y los cuatro anteriores y... Eso sí, con el apoyo de Ciudadanos, que consiguió una sólida representación parlamentaria gracias a un motón de votantes hartos de que en Andalucía gobernasen los mismos. 
   La razón por la que Susanita buscó el apoyo de Ciudadanos es doble. Primero porque el líder nacional de su partido le había pedido que pactara con Podemos. No es un secreto para nadie que la Sra. Díaz, como todo buen político andaluz que se precie, está deseando irse a Madrid y que no se habla con Pedro Sánchez, se limitan a insultarse por vía intermedia. La otra razón es que Podemos exigía una lista de altos cargos de la Junta, vamos que le mentó la madre al PSOE. La lista de altos cargos, como la de empresas y empleados públicos, es un secreto de Estado en este país. Antes dimitir (ahí es nada) que darla. La razón ha quedado manifiesta estos días. El PSOE podía haber acelerado el nombramiento de la Sra. Díaz exigiendo la renuncia de sus escaños a Chaves, Griñán y Viera. Prefirió esperar. La Hermandad de estos caballeros (que, por cierto, no procesiona en Semana Santa ni está integrada únicamente por militantes del PSOE) y las luchas fraticidas entre ellos, explican buena parte de la vida política y económica, no sólo de Andalucía, en los últimos veinticinco años. Me harté de reír el otro día cuando Susanita llamó a Viera “este señor”, ella que utilizó a Viera, a Griñán y a Chaves para escalar hasta donde está y que llegó a ser acusada por sus críticos de secuestrarlos, porque hasta para invitarlos a café había que llamar al despacho de la Sra. Díaz.
   Pero si el PSOE andaluz no es ya dueño y señor de su propia casa, ¿qué decir de Pedro Sánchez? Está intentando construir un discurso propio y encontrar una buena envoltura con que presentarlo. De momento sólo ha encontrado la bandera nacional y nadie se cree lo que llevaba dentro. Ha llegado donde está como en su día llegó Rajoy, por falta de voluntarios para recibir el tortazo que las encuestas auguran. Habrá que ver si logra mantenerse tanto tiempo como Don Tancredo. En cualquier caso, el líder político por el que resulta más arriesgado apostar sigue siendo su majestad el rey Arturo. Se lo ha ganado a pulso camino del reino del Camelo. En cinco años ha llevado a CiU desde una amplia mayoría en el Parlament hasta el borde de la irrelevancia. Eso sí, las pasadas elecciones municipales otorgaron una arrolladora victoria al frente independentista que él capitanea... o, al menos, así lo presentó. La verdad es otra. Hasta el 75% de los concejales pertenecían a candidaturas por la independencia, lo cual representa un 25% del electorado catalán. De la ola de concejales rojigualdos (quiero decir, de la bandera roja y amarilla en franjas alternas de la independencia catalana, muy diferente de la bandera de España... que también es de franjas rojas y amarilla aunque menos... bueno es un lío, mejor lo dejo), decía, de la ola de concejales rojigualdos se salvaron tres municipios: Tarragona, Lleida y Barcelona. El nacionalismo catalán sigue pasando por la alianza entre los pequeños propietarios agrícolas del interior y la burguesía, ya menos industrial, de las grandes ciudades, exactamente igual que hace un siglo. Toda la inmensa masa de población que queda por medio no quiere tener que elegir entre Cataluña y España porque lo que realmente quiere es vivir bien y no discutir cómo han de ordenarse los colores en la enseña nacional.
   En medio de todo este batiburrillo, me impresionó profundamente la entrevista concedida el otro día a El País por Antoni Ortuzar, presidente del PNV. Sí, el PNV, ¿se acuerdan? El partido aquel que en los años noventa decidió tratar a todo el que no tuviera ocho apellidos vascos como extranjero, perder michelines y echarse al monte y allí por poco si recibió el abrazo del oso de la izquierda abertzale. Pues las riendas de ese partido las tomó un Sr. llamado Íñigo Urkullu, que decidió que para aventuras ya estaban las de Terra Mítica y que, lo que de verdad deseaban los vascos, era salir de la crisis y no reeditar las guerras carlistas. Desde 2012 está llevando las buenas formas y la gestión eficiente como bandera de lo vasco. El resultado ha sido que el PNV barrió en las pasadas elecciones municipales, obteniendo sus mejores resultados en 30 años. La entrevista del Sr. Ortuzar es un dechado de moderación, buenas maneras y realismo político. Habla de vertebrar el Estado, insiste en elaborar un País Vasco para todos, en la necesidad de tener un proyecto de futuro común, en un derecho a decidir pactado cuando llegue el momento, porque sabe que ahora lo que más importa a los ciudadanos es llegar a final de mes, elabora razonamientos complejos, calcula teniendo en cuenta el medio plazo... Espero que se presenten por Sevilla en las próximas generales, me estoy planteando votarles.

domingo, 15 de febrero de 2015

Hacia la democracia por la dedocracia

   Entre mis primeros recuerdos relacionados con la política figura un debate televisivo en el que participaban miembros de los recién autorizados partidos políticos y destacados representantes del franquismo. Uno de ellos planteó la cuestión de cómo podía un partido hacer frente a la doble tarea de satisfacer los intereses de sus miembros y las necesidades de los votantes sin ser un partido único. Eduardo Sotillos, que, por primera vez en el debate pareció crisparse, respondió de mala manera algo así como que ése era el funcionamiento normal de los partidos en democracia. Debió parecerme que allí había algo más pues, a pesar de lo jovencito que yo debía ser, todavía lo recuerdo. Lo cierto es que “el funcionamiento normal de los partidos en democracia” encierra una curiosa paradoja: pedir a los demás que los voten sin que sus miembros estén dispuestos a votarse unos a otros. Conozco más de un caso en que la “sorprendente” victoria de un candidato ha respondido a que cierta facción del otro partido había decidido dejar de votar a su propio candidato. No es de extrañar que políticos de diferente signo traben amistades personales entre ellos, lo extraño es que alguien pueda ser amigo de un correligionario. A los del otro partido uno los ve venir de frente, los de tu partido son los que te clavan el puñal por la espalda. La vida misma de un partido político consiste en las zancadillas que sus integrantes se van poniendo unos a otros. Sobre el escenario todos se saludan, sonríen y se abrazan, entre bastidores la guerra no tiene cuartel.
   Por supuesto, el punto álgido de la batalla perpetua que es la vida de un partido político es la elección de candidatos para lo que sea. En EEUU se instauró, desde los tiempos de la independencia, un sistema de elecciones internas. Quien acaba aspirando al Congreso, al Senado o a la presidencia, lo hace tras superar una larga carrera electoral que comienza en las asambleas de su distrito y que, en el caso de congresistas y senadores, no le va a permitir estar en su cargo más de dos años sin acudir nuevamente a las urnas. En teoría este sistema tiene la ventaja del permanente escrutinio de los electores sobre sus elegidos. En la práctica significa que cualquiera que quiera desarrollar una carrera política de mediano calado, más vale que se arrime a un conglomerado económico dispuesto a enchufarle la riada de dinero que va a necesitar para tantas campañas electorales por las que tendrá que pasar. El resultado es que los políticos son mucho más fieles a su fuente de financiación que a sus partidos y no es extraño que una ley se saque adelante con los votos del partido que la ha propuesto, menos algunos de sus representantes que se han negado a votarla, más algunos representantes del partido rival a los que se ha podido convencer para que la voten.
   En EEUU, lo que se llama “la máquinaria del partido”, tiene un peso más que relativo en muchos casos. Un ejemplo es el ascenso del Tea Party dentro del Partido Republicano. Ante todo, hay que entender la realidad sociológica del país. Como en casi todos sitios, la mayoría sociológica de los EEUU (en contra de lo que pudiera parecer) está en el centro izquierda. El Partido Republicano debe contar siempre con que el candidato del Partido Demócrata sea incapaz de movilizar a sus votantes potenciales para tener opciones reales de lograr algo. Presentados como “anti-sistema”, alejados de las componendas típicas de los políticos tradicionales y profesionales, los candidatos del Tea Party se caracterizan por un radicalismo que suele movilizar al electorado demócrata contra ellos, particularmente cuando de unas elecciones presidenciales se trata. El tirón que suelen tener entre el electorado republicano se suele ver compensado por el terror que causan en el resto. A veces, como en las últimas elecciones, el cansancio de un presidente que, después de haber pasado a la historia, no ha hecho nada más, agota a los demócratas lo suficiente como para que los ultramontanos barran y podemos comprobar su cerrazón de mollera llevando al país al borde de la suspensión de pagos antes que estrechar la mano de un demócrata. Lo que todo ello implica para la cúpula del Partido Republicano puede apreciase en el sudor frío que recorre sus mejillas cada vez que vuelve a mencionarse la candidatura para la presidencia del alma mater del movimiento, Sarah Palin.
   En Europa, donde las elecciones suelen estar más espaciadas, los candidatos viven del dinero que le enchufan sus respectivas formaciones. Por tanto, la disciplina de voto es fundamental, dicho de otro modo, quien controla el partido controla las candidaturas. El resultado vuelve a ser el del Tea Party, la presentación de una serie de candidatos con escaso o nulo tirón popular, cuyo único mérito reside en conocer bien los entresijos del partido. Para evitarlo numerosos partidos europeos han propuesto y llevado a cabo un sistema de primarias cuyo resultado habitual lo hemos podido ver esta semana en el PSOE madrileño. El candidato elegido en primarias, Tomás Gómez, ha sido fulminantemente destituido por el secretario general del partido porque “llevaba al partido a un descalabro electoral”. Teniendo en cuenta que el PSOE va camino de convertirse en la tercera fuerza política del país, cabe preguntar por qué no se ha destituido el secretario general del partido a sí mismo. Y es que, en el corazón de cualquier partido político late siempre la misma cuestión: ¿para qué la democracia pudiendo tener dedocracia?

domingo, 19 de enero de 2014

Cómo afrontar un escándalo

   En esta época, en la que quien no tiene un caso abierto en el juzgado por haberse llevado dinero de alguna parte es que no es ni ha sido nadie, estamos viendo una bonita exhibición de qué hacer cuando le pillan a uno con las manos en la masa. He aquí las principales estrategias:
   1ª) Estrategia majestuosa. Consiste en adoptar un aire digno y señalar que siempre ha respetado las leyes y no dejará de hacerlo ahora por mucho que vayan contra sus propios intereses. Si se tiene la capacidad de guardar silencio en todas las circunstancias, puede conseguirse que la gente piense que su actitud y silencio encubren realmente a otras personas a las que se mantiene fiel. La verdad es que esto no implica una gran ventaja a la hora de recibir el castigo pertinente, pues no todo el mundo va a encontrar un fiscal que se apiade de él... A menos, claro está, que se maniobre entre bambalinas en esa dirección. Caso de hacerlo así se corre un enorme riesgo, pues si esas maniobras salen a la luz, toda la estrategia se viene abajo y queda claro que el rey está desnudo.
   2ª) Estrategia “esto no es lo que parece, cariño”. Hay que negarlo todo, decir que son falsedades lanzadas por sus enemigos. Es recomendable acompañar tales declaraciones con un gesto ofendidísimo y, de ser posible, alusiones a posibles buenas acciones que haya realizado en un pasado más o menos próximo. El Sr. Camps encarnó esta estrategia de un modo ejemplar. Como todos sabemos, esta estrategia, cuando tu pareja te pilla en la cama con otro/a, es una estrategia dilatoria. Se trata de ganar el tiempo suficiente como para que la cosa se desinfle, se olvide o, simplemente, sea tapada por un escándalo mayor. Por tanto, sólo tiene utilidad si no existe un medio de comunicación rival que pretenda utilizar el caso como arma política.
   3ª) Estrategia “yo no sé nada, sólo soy el presidente”. La persona que trajo esta estrategia a España fue Felipe González.  En los años en que su gobierno tenía más escándalos que ministros, él afirmaba que se enteraba de ellos por la prensa.  La verdad es que a él le fue bien. Los 12 años de gobiernos del PSOE institucionalizaron las comisiones ilegales y los sobresueldos. Todavía peor, justificaron cualquier cosa que viniera después. Felipe González se jubiló con cincuenta y pocos y vive de la millonaria pensión que le corresponde por el cargo que ocupó. Además, para llegar a final de mes, viaja por ahí, a pesar de que sigue sin tener ni idea de inglés, participando en foros, seminarios y conferencias, debidamente retribuidos. Pese a ello, muchos socialistas y gente que no lo es, se quita el sombrero cuando lo mencionan. Un ejemplo de los lodos que trajeron aquellos polvos es nuestro actual presidente, el Sr. Rajoy, que sigue fielmente la estrategia de poner cara de alelado cuando le preguntan por cosas como el registro efectuado por la policía en la sede de su partido a propósito del caso Bárcenas.
   4ª) Estrategia “los culpables son todos estos”. De esta estrategia hablaba ya Maquiavelo en El príncipe. Allí recomendaba que el gobernante tuviera siempre un segundo de a bordo, bien visible, que diera en última instancia las órdenes y al que nunca se debía ver en el acto de recibirlas. De este modo, si al príncipe se le iba la mano, por ejemplo, apiolando a sus rivales políticos, siempre podría cortarle la cabeza a su lugarteniente y ofrecérsela al pueblo, diciendo que fue una iniciativa suya y que él, el príncipe, jamás autorizó semejante salvajada. Recientemente hemos podido ver a Chris Christie siguiendo rigurosamente el guión escrito por Maquiavelo. Para quien no lo conozca, Christie es la gran esperanza del aparato del Partido Republicano. Es campechano, simpático y con amplio respaldo entre los moderados del partido. Exactamente lo que necesitan para evitar tener por cabeza de cartel a un representante del Tea Party, montaraz, visceralmente conservador y, por tanto, capaz de espantar todos los votos que se necesitan para ganar unas elecciones presidenciales. Pero Christie es también gobernador del Estado de New Jersey y, para vengarse de un rival político, no ha tenido mejor ocurrencia que montar un pertinaz atasco en uno de los puentes que une su Estado con la ciudad de Nueva York. Naturalmente “no ha sido él”, ha sido la práctica totalidad de su gabinete de asesores que se carcajeaban a mandíbula batiente de los autobuses escolares atrapados en el atasco sin que el bueno del gobernador se enterase de nada.
   5ª) Estrategia del ventilador. Si consigue demostrar que en el escándalo del que es Ud. centro están implicadas personas de todos los partidos políticos, observará como, milagrosamente, los medios de comunicación y hasta los juzgados, pierden interés por Ud. Lo hemos podido observar en el caso Caja Madrid. Tras un artículo aparecido en El País en el que se daba cuenta de que todo el mundo se “interesaba” por el dinero que la caja iba dando a sus familiares y conocidos, los frecuentes artículos al respecto han cesado como por ensalmo.
   6ª) Estrategia del hastío. La ventaja de esta estrategia es que puede utilizarse aunque no haya ningún medio de comunicación que le apoye. En esta estrategia Ud. o alguien cercano a Ud. debe  hacer de fuente para las filtraciones. Cada vez que observe que las noticias que le implican van haciéndose más escasas en los medios de comunicación, hay que lanzar una nueva serie de filtraciones. Si logra mantener esta dinámica durante años más que meses, llegará un momento en que el público, los  periodistas y los directores de los medios de comunicación acaben diciendo: “¿Otra vez? Estoy ya del caso X hasta el gorro”. Una vez esto ocurra, los jueces buscarán rápidamente un motivo para declarar prescritos los delitos y Ud. quedará como culpable, aunque exonerado de toda consecuencia penal. El caso Gürtel es un buen ejemplo de esta estrategia.
   7ª) Existe una última estrategia utilizada muy frecuentemente en Europa, pero que en España es desconocida. Permite acabar radicalmente con el escándalo aunque tiene el inconveniente de que, por lo mismo, se deja inmediatamente de chupar de los privilegios de la poltrona: d i m i t i r.