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domingo, 12 de febrero de 2012

Escándalos, dopaje y guiñoles

   No sé si recordará que hace unos años, un diario danés organizó un concurso de caricaturas sobre Mahoma. Publicó las (supuestamente) más graciosas y se montó una bastante considerable. En un buen número de países árabes se desataron violentas manifestaciones, algunos movimientos terroristas pusieron a los miembros del susodicho diario en su punto de vista y hubo atentados (o intentos de cometerlos) ligados a estas amenazas. El civilizado mundo occidental movió la cabeza con afectado gesto de superioridad sobre los bárbaros y se debatió ferozmente acerca de si se debía ser tolerante con religiones fanáticas. La verdad es que a todos nos gusta reírnos de los dioses de los demás, pero no que los demás se rían de los nuestros. Organice Ud. un concurso de caricaturas de Lutero siendo sodomizado por el demonio y ya verá la que se monta en la muy tolerante Dinamarca. Como ha dicho hace poco un majadero francés (obviamente, ministro), existen civilizaciones superiores y civilizaciones inferiores. Las superiores son aquellas que no se toman demasiado en serio a sí mismas. Las inferiores son aquellas que no admiten que se las cuestione. Desgraciadamente en Europa vamos camino de jugar en esta segunda división. Desde luego, en España, no estamos jugando en la primera. En cuanto nuestros vecinos del Norte han osado ironizar sobre uno de los dioses laicos de este país, las campanas de los medios de comunicación han tocado a rebato para que nos lancemos, navaja en mano, contra los detestados gabachos.
   Mostrar la insensatez de semejantes actitud es trivialmente fácil. Basta, por ejemplo, con poner en su debido contexto la situación. El programa forma parte de la versión francesa de mis adorados guiñoles. Originalmente, proceden de un programa británico llamado Spitting Image. Recuerdo haber visto un par de sketchs que marcaban un poco el tono del programa. En uno de ellos, miembros de la familia real británica trataban (inútilmente) de explicarle a la reina qué era un culo, pues no lo sabía. El número terminaba con un sonoro "¡No, estúpida!" En otro de ellos, el actor Peter O’Toole, llamaba a su colega Oliver Reed (ambos eran hijos predilectos de la asociación de destilerías británicas) para preguntarle qué habían estado haciendo la noche anterior. En el transcurso de la conversación descubría que (a) habían bebido un poquito, (b) habían hecho una apuesta, (c) había perdido O’Toole, (d) el precio de la apuesta consistía en someterse a una operación de cambio de sexo, (e) una vez hecho mujer, Reed se había acostado con O’Toole, y (f) lo había dejado embarazada. Cuando una histérica Peter O’Toole le preguntaba a Oliver Reed, qué le iba a decir a la gente si descubrían que era madre soltera, éste le contestaba: "Diles, simplemente, que fuiste a tomar una copa con Oliver Reed".
   Con su tránsito al Sur, los guiñoles perdieron algo de mordiente. No obstante, siguieron conservado parte de su mala uva. Se hizo famoso el guiñol que le dedicaron al presidente François Mitterrand, a la sazón, una rana llamada "Dios". En estos días, tienen una minisección que comienza con un fondo con los colores de la bandera nacional mientras suena la marsellesa. Sobreimpresionado aparece un cartel con la inscripción: "Mensaje del presidente de la república". Entonces aparece el guiñol de Angela Merkel diciendo algo así como "¡Franchutes, tenéis que trrrabajarrr más o Santa Klaus no os traerá juguetes!". A continuación se vuelve a ver la bandera y vuelve a sonar la marsellesa. Claro, que esto es suave si lo comparamos con la imagen de Sarkozy, bandera alemana en mano, dando la bienvenida en la frontera a los tanques germanos.
   Cuando los guiñoles llegaron a España, estaban aún más domesticados. Pese a ello, eran irreverentes, audaces y geniales. Es impresionante el talento que poseía aquel equipo de guionistas. Y, por cierto, tenían un Nadal que siempre farfullaba monólogos incomprensibles. Fue el único programa de televisión que seguí fielmente durante años. Me divertían a la vez que me horrorizaban. La razón es que los guiñoles son un peligro. País donde se emiten, país en el que los políticos comienzan a parecerse más y más a sus réplicas en gomaespuma. Al final, uno acaba oyendo las cosas y ya no sabe si las ha dicho el político en cuestión o su guiñol. Los políticos conocen la importancia de tener uno y, en general, se lo pasan tan bien con él como el resto del público. La excepción son los ocupantes del palacio de la Moncloa. Allí nunca fueron tenidos en gran estima. Entre eso y que el penúltimo habitante del mismo no veía demasiado entusiasmo en la línea editorial de El País, acabaron por convertirse en casus belli. De ahí nació El independiente, La Sexta y el intento por otorgarle a ésta los derechos sobre el fútbol. Cuando en el grupo Prisa vieron clara la operación, lo primero que hicieron fue cortarle la cabeza a los guiñoles, oficialmente por ser un programa "muy caro".
   Lo he dicho más arriba, lo divertido de estos programas es que su disparatada visión de la realidad acaba por parecer muy real. Personalmente no tengo duda alguna acerca de Nadal o Pau Gasol (pese a que milita en la NBA que, como la NFL, tiene por norma prohibir únicamente las sustancias prohibidas para el ciudadano medio, es decir, las estupefacientes). Me gustaría decir lo mismo de Alberto Contador. El último gran campeón del ciclismo fue Miguel Indurain (y a cualquiera que quiera llevarme la contraria, le sugiero que compare su palmarés con el de los que han venido después). Perdió su primer Giro a manos de un buen contrarelojista que, de buenas a primeras, se convirtió en un escalador capaz de ganar la vuelta ciclista a uno de los países más montañosos de Europa. No volvió a correr el Giro. Batió el récord de la hora. A los dos meses batieron su récord. Perdió su último Tour frente a Bjarnes Rijs quien, además de ser el director deportivo de Contador, ha confesado que, por aquel entonces, llevaba tres años de dopaje continuado con EPO. Indurain no volvió al Tour. Poco después abandonó el ciclismo profesional. Pudo decirlo más alto, pero no más claro, ya no había sitio para corredores como él.
   Cuando cayó el muro de Berlín y dopar a los atletas dejó de ser política de Estado en muchos países, las marcas comenzaron un notable declive. La sucesión de récords se ralentizó. Desde que Indurain abandonó el ciclismo, cada año se corre más rápido, cada día se sube más deprisa, más de la mitad del pelotón llega a la cumbre de los puertos del Tour a un ritmo que hubiese fundido a Indurain. Lo siento, no me lo creo.
   No es un problema de Contador o del ciclismo y, desde luego, sí es un problema de España. Recuerden la "Operación puerto". Su eje central fue Eufemiano Fuentes, médico de la federación de atletismo y de uno de nuestros centros de alto rendimiento puntero. Tenía más bolsas de sangre en su casa que muchos hospitales. Él mismo declaraba no saber por qué se había filtrado a la prensa el presunto nombre de algunos de los dueños de esas bolsas (en especial ciclistas) y no los del resto. Afirmaba que entre sus clientes se contaban ciclistas, tenistas, boxeadores, jinetes y clubes de fútbol. Y esto nos lleva a una cuestión interesante.
   La práctica totalidad de ligas de fútbol de Europa han vivido escándalos por el amaño de partidos, Inglaterra, Francia, Alemania... En Italia no había amaño de partidos, había un sistema que incluía a directivos, periodistas, árbitros y agentes de jugadores. Lo decidía todo, ascensos, descensos, arbitrajes, fichajes, etc. Quien se negaba a entrar en el sistema comandado por la Juve, era sumariamente defenestrado, caso del Lecce. En España estamos limpios de escándalos. Se me ocurren dos posibles razones. La primera es que los españoles somos el pueblo más honrado del mundo, personas que jamás, jamás, bajo ningún concepto, transgredimos las leyes. La otra es que el nivel de los cargos implicados es aquí muy superior al de Italia. Elijan la que más les guste. No obstante, en su elección, deben tener en cuenta dos datos. El primero es que la "Operación Puerto" no va a conducir a nadie al banquillo, el caso fue, sorprendentemente, archivado. El segundo es que si no se detectan casos de dopaje en el fútbol español no es porque carezcamos de laboratorios para detectarlo. Tenemos los mejores laboratorios del mundo. Tan buenos, que son capaces, por ejemplo, de detectar la EPO con un simple análisis de orina. ¿No me creen? ¿qué otra razón habría para practicarle a los futbolistas únicamente ese tipo de análisis?
   Insisto, las implicaciones últimas del doping, están más allá de lo que la opinión pública puede llegar a conocer. La parte realmente explosiva de las declaraciones de Eufemiano Fuentes a la prensa no es aquella en la que menciona otros deportes que no son el ciclismo. La parte realmente explosiva es aquella en la que afirmaba no haber suministrado a los deportistas "nada que no se pueda comprar en una farmacia". Probablemente ése es el núcleo de toda la cuestión. En efecto, si su niño tiene tos, el médico le recetará un inocente jarabe. Pero si ese jarabe se lo toma un ciclista, ya no será inocente porque dará positivo en un control antidoping. Ahora bien, teóricamente, las sustancias dopantes han sido prohibidas por el grave perjuicio que causan en el cuerpo de los deportistas. ¿Hasta qué punto es inocente ese jarabe? Esta cuestión se puede generalizar. La gran mayoría de las sustancias dopantes forman parte del tratamiento médico de enfermedades. ¿Estamos inhabilitando a nuestros deportistas por el uso de sustancias que, bajo control médico, no afectan a su salud o estamos destrozando la nuestra con productos que, teóricamente, la mejoran?

jueves, 9 de febrero de 2012

Una de submarinos

   En política, un "submarino" es el espía que un partido (o facción) ha infiltrado en otro/a para averiguar lo que se cuece en él o, directamente, sabotear sus iniciativas. Claramente, durante el segundo mandato del Sr. Zapatero, su gobierno estuvo plagado de submarinos de esta naturaleza. Nadie, por muy tonto que sea, puede hacerlo tan mal sin que alguien le ayude. Algo semejante se puede decir del gobierno andaluz del PSOE. De atenerse a lo publicado, el Sr. Griñán se las ha apañado para dividir una formación que parecía monolítica, hundirla en las encuestas y lograr la unanimidad en torno a la idea de que lo mejor es que nos mande el PP. Recientemente estas sospechas han comenzado a verse confirmadas. La situación es la siguiente. Hay un escándalo en el que se hallan envueltas personas a las que se les pagó una indemnización por ser despedidas de empresas para las que no trabajaron, un chófer con tabique nasal de plata y 647 milloncejos de nada adjudicados poco menos que a dedo durante nueve años. Naturalmente, los expedientes que están en el núcleo de la investigación, fueron puestos a buen recaudo y la "llave" que los mantenía lejos de la opinión pública se entregó únicamente a cinco personas "de total confianza". No sé cuántos simpatizantes del PP trabajan para la Junta de Andalucía, me imagino que pocos. Por eso no se puede atribuir a la mala suerte que una de esas "llaves" acabase en el bolsillo de uno de esos simpatizantes del PP. Ni que decir tiene que al buen hombre le faltó tiempo para copiar todos los documentos y mandárselos a los suyos. Nadie puede ser tan tonto como para poner a vigilar las joyas de la corona a un cleptómano, de modo que quien "confió" en esa persona, debe ser, también él o ella un submarino. Pero la cosa no para aquí. En lugar de colgar a esa persona por los pulgares, el gobierno andaluz se ha lanzado en tromba contra el principal partido de la oposición por juego desleal. Esa reacción hace sospechar, de nuevo, que por encima de esa persona que confió en un submarino también hay alguien capaz de batir un récord de estulticia u otro submarino.
   Realmente, el PSOE andaluz parece la base de Balaklava de tantos submarinos como alberga. ¿Se acuerdan de la época en que los acusados salían de declarar ante la policía o el juez con un casco de motorista para que no los fotografiaran? Pues bien, el encargado de administrar a dedo los 647 millones, ése cuyo chófer declara que se repartió con él 900.000€ en "cocaína, fiestas y copas" (que, por cierto, eso sí que debió ser una copa y no la de Europa), ha sido fotografiado saliendo de declarar ante la Guardia Civil como si fuera José María Manzanares saliendo por la puerta del príncipe de la Maestranza de Sevilla. Con él volvemos a la misma disyuntiva: o es un submarino, o es tonto y no sabe lo que se le viene encima, o sabe más de lo que Ud. y yo podremos llegar a sospechar nunca.
   No obstante, la gran sorpresa de los últimos tiempos, es que el PSOE no se quedó atrás. Ha logrado infiltrar las filas del PP de un significativo número de submarinos que están convirtiendo los consejos de ministros en un programa de mis adorados guiñoles. Los ejemplos se multiplican cada día. Al Sr. Wert, titular de Educación, no parecen haberlo educado para distinguir un libro de texto de un ensayo. No contento con mostrarlo como un iletrado, su asesor criptosocialista, me lo mete a adivinar lo que pasa en Francia y a los dos días ya está diciendo el Sr. Wert que nuestro vecino del Norte quiere convertir los toros en valor cultural protegido por la ONU. Teniendo ya mosqueados a franceses y lectores, ¿por qué no endemoniar a quienes están preparándose oposiciones de enseñanza? Total, sólo son unos 60.000, buena parte de ellos en Andalucía y aquí hay elecciones a la vuelta de la esquina, así que, ¿y si se les cambia el temario a cuatro meses vista de la primera prueba? Como la victoria del PP en Andalucía dependa de esos votos, la lleva clara.
   Por supuesto no es sólo el Ministerio de Educación. Que Ruiz Gallardón era un submarino del PSOE es algo que Esperanza Aguirre lleva años diciéndoselo a quien quisiera escucharla. Debe estar disfrutando de lo lindo. Nuestro ministro de Justicia es la pera. Igual decide sobre cuestiones que no son competencia de su Ministerio (como el acercamiento de presos de ETA a las cárceles vascas), que se niega a decidir sobre cuestiones que sí lo son (como los matrimonios gais). Así que, rápidamente, se produce lo que parece que va a ser norma de esta legislatura, ministros metiéndose en los asuntos de los demás. Casi en tromba han salido voces preguntándose si para esto ganaron ellos la guerra. ¡Uy! ¡Perdón! Las elecciones, he querido decir, las elecciones.
   Pero la trama más interesante de espionaje que estamos viviendo es averiguar quien de los dos, de Guindos o Montoro es, en realidad, un submarino del PSOE. Está claro que al mismo partido no pertenecen. La cuestión es si el submarino es el que está empeñado en desangrar a los pensionistas antes de las elecciones andaluzas o el que no para de hablar de disminuir los costes sociales del tijeretazo que se avecina. Igual en esta intriga hay sorpresa y al final se descubre que el espía... ¡eran los dos! No es de extrañar que Don Naniano Rajoy esté haciendo todo lo posible para que no le pregunten nada. En caso de que no tenga más remedio que decir algo, se va a encontrar ante un profundo dilema: o hace declaraciones sensatas y, entonces, dejará patente que la mitad de los que eran sus hombres de confianza pertenecían al PSOE, o se une al desmadre colectivo y aparenta que, en realidad, el marianismo era esto.
   Para ser justos hay que decir que los submarinos políticos (a diferencia de los otros) no son un invento español ni existen únicamente en la política española. Ahí tienen Uds. a Napoleón Sarkozy, cuyo asesor principal es un asalariado de Monsieur Hollande. Es la única explicación para esa curiosa precampaña en la que hace todo lo posible por, en lugar de mostrarse como candidato a la presidencia, aparecer como candidato a la vicepresidencia francesa. Adivinen quién es la candidata a la presidencia de la república de Francia por el partido de Sarkozy, pues está claro, ¡Frau Merkel! Lo único que falta ya es que el cartel de la campaña electoral sea una foto de Frau Nein con la torre Eiffel al fondo en una mañana nublada. Desde luego, el submarino este de Hollande se merece que le nombren ministro de las bodegas, las playas y los carnavales o algo así de guay, porque su talento es brutal. De algún modo, que no es fácil comprender, ha conseguido que Monsieur Sarkozy no haya reparado en dos pequeños detalles. Primero que Frau Nein es alemana y los alemanes siguen sin ser idolatrados por el común de los franceses. Segundo, que Frau Nein ha mostrado interés en ocupar el cargo porque los alemanes están dispuestos a liberarla del que ocupa en Berlín tan pronto como se presente la ocasión. Claro que, a lo mejor, todo esto no se debe a un submarino. Tal vez, lo que está ocurriendo es que los Sres. de Sarkozy y los Sres. de Merkel, están preparando un intercambio de... cargos.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Bienvenido Mr. Rajoy

   Como profesor, me acompaña siempre el miedo de no haber sido entendido plenamente. Es pura deformación profesional, pues, en realidad, nunca nos entendemos plenamente. Nuestro flamante presidente, el Sr. Naniano Rajoy, me parece alguien tan capacitado como los anteriores para el cargo que va a ocupar. Por lo que sé de él, cuando no tiene que ejercer de Mariano Rajoy, es un tipo campechano, que odia la arrogancia y tan alejado del ideario de Intereconomía como se puede estar sin dejar de ser de derechas. Siempre que lo han dejado hacer las cosas a su manera, y no ha tenido más remedio que hacer algo, ha dado muestras de cuál es su verdadero talante. Ahí están Soraya Sáez de Santamaría y María Dolores Cospedal para confirmarlo. Ambas son mujeres, detalle éste que a mí personalmente no me dice nada pero que, según parece, hay que señalar para resaltar los méritos de ciertas personas. La primera casada por lo civil y la segunda madre soltera por inseminación artificial. Cuando las nombró se había corrido por el PP la especie de que a Rajoy había que darle cuerda para que se ahorcase él mismo. Más de un barón regional sonrió con suficiencia cuando ambas alcanzaron sus respectivos cargos. Con el paso del tiempo, la sonrisa se ha helado en sus rostros.
   Don Naniano Rajoy es, pues, ese político de derechas "europea" o "civilizada" que tanto decían la gente del PSOE ansiar ver en su rival directo. Es bueno que en un país exista una derecha bien preparada, espolea a la izquierda a hacerlo mejor y la política entra en un círculos virtuoso enormemente productivo. Al fin, las aspiraciones del PSOE se han colmado. Sí, ya sé, que muchos en el PSOE y, todavía más, a su izquierda, ven a ese político de derechas europeo que tenía que venir en Ruiz Gallardón. Es un juicio que no comparto en absoluto. Ruiz Gallardón no es un político de derechas, es un político del Opus Dei. Se lo puede encontrar en la cola de un teatro donde se representa una obra experimental, seguro que tiene un buen repertorio de chistes verdes y que es capaz de dar excelentes consejos para ligarse a los más espectaculares pivones. No hay que dejarse engañar. Con la misma convicción defenderá que los homosexuales están enfermos, que el aborto es pecado y que el cilicio es lo mejor que se ha inventado después de la bicicleta. No, la derecha "europea" no está ahí. Pero esta afirmación, que podría considerarse un importante tributo a un político de derechas, es el origen de mis reparos.
   Antes que "europeo", "civilizado" o de derechas, el Sr. Naniano Rajoy es gallego, de esos a los que retrata perfectamente el tópico diciendo que no se sabe muy bien si suben o bajan una escalera. Podría haberse ganado un buen dinero como don Trancredo en las fiestas taurinas de los pueblos españoles si semejante lance siguiera existiendo. Un ejemplo de lo que va a ser la tónica de este mandato se ha podido observar estos días. Hasta Frau Merkel lo ha llamado ya para exigirle el nombre de un ministro de economía al que dictarle la tarea. Cuentan que, lejos de ceder, nuestro presidente llegó a preguntarle tres veces "¿por qué?" Es esta naturaleza tan gallega, tan esquiva a los grandes gestos o las grande frases, tan suya, la que convenció durante muchos años a los grandes barones de que era incapaz de manejar el partido y que podían hacer lo que quisieran sin contar con él. En su círculo íntimo saben que sus silencios, su mutismo, su inacción, es, en realidad, el principio mismo de su energía. Y si no me creen, ahí tienen a Francisco Camps. Sin decirle sí ni no, sin decir, en realidad, nada de nada, simplemente, esperando, acabó por apearlo de su cargo. Aquí hay otro serio problema para Don Naniano, su círculo íntimo. No es que sea malo, ni formado por personas incapaces, es que es un círculo y realmente íntimo. Tener que mandar a María Dolores Cospedal a Castilla la Mancha sin que dejara su cargo orgánico en el partido, fue todo un síntoma. En su partido son multitud los que siguen pensando que Mariano Rajoy es un líder temporal, el tonto que se va a llevar todos los tortazos que esta crisis le va a exigir, para darle la patada a continuación. Pocos son los que le auguran realmente un futuro prometedor a dos años vistas. La última crisis en el gobierno de Madrid, lo muestra bien a las claras. Esperanza Aguirre quiere llegar fuerte al congreso extraordinario de febrero y no es la única. Más allá de las fotos, más allá de los abrazos y los cantos áulicos al líder, quien más y quien menos, va a ir cogiendo posiciones para que el relevo de Don Naniano no le pille desprevenido.
   Aunque, efectivamente, el Sr. Rajoy viniera dispuesto a hacer algo, aunque su partido estuviese dispuesto a secundarle, la propia etiqueta de "derecha europea" lo descalifica como alguien capaz de sacar al país de la crisis. Lo descalifica por la parte de "derecha". No hay más que ver sus primeros pasos. Se ha entrevistado con el presidente del BBVA, de La Caixa, de Bankia, vamos, con la gente de la calle. Le habrán contado aquello de lo que todos hablamos cuando nos reunimos a tomar café: las dificultades para llegar a final de mes, la cantidad de recursos que se está llevando nuestra hipoteca, en fin, ya saben, habrá tenido con ellos una conversación entre currantes. Es fácil imaginar qué le habrán pedido, lo que Uds. y yo le pediríamos si nos dejara hablar con él: que le robe más dinero de sus pensiones a las viejecitas para que se lo dé a las pobres instituciones financieras. Desde diferentes sitios le están llegando mensajes muy claros, soluciones prefrabricadas, excelentes respuestas a problemas que no son los que hay planteados. Un perfecto ejemplo lo dio hace poco un alto cargo de la FAES: "la mejor política social es crear empleo", dijo. Sin duda es la mejor política social que se le puede ocurrir a alguien que no visita un barrio obrero desde hace décadas. ¿Ésa es la política social que se le va a ofrecer a un joven que viva con su abuelo, pensionista, porque sus padres están en la cárcel por traficar con drogas y que quiera ir a la universidad? ¿y en qué consiste? ¿en apartarlo de ella a cambio de un contrato temporal para trabajar 45 horas a la semana por 500 € mensuales?
   Lo de "europea" es peor. Ahí tienen a Frau Merkel, engatusando a Sarkozy y Monti con su danza de los siete velos, aseverando que los eurobonos taparían a los culpables de la crisis, mientras los verdaderos culpables de la crisis, las entidades financieras, especialmente las alemanas, se esconden tras los velos de su bienamada canciller. 48.000 millones de euros, decía Herr Schäuble que costaría a los alemanes los eurobonos. Esta semana los mercados han empezado a sumar dos más dos: si el 80% de las exportaciones alemanas va a países en aguda crisis económica, ¿qué clase de valor refugio son los bonos alemanes? Si Alemania sigue llevando a Europa por el camino que va, la debacle será tan gigantesca que los 48.000 millones de Herr Schäuble parecerán calderilla. En fin, ojalá me equivoque y el Sr. Rajoy pase a la historia como el hombre que el país necesitaba en este momento. Suelo equivocarme con frecuencia. Dije que la solución a lo problemas de Europa eran los eurobonos y con la deriva que han tomado los acontecimientos por culpa de la derecha europea, ni siquiera los eurobonos pueden salvarnos ya.