domingo, 28 de junio de 2015

In the loop

Tienen razón Podemos y Ciudadanos cuando afirman que han provocado un giro en la política nacional, aunque, sinceramente, yo preferiría ir en línea recta hacia otra cosa antes que volver a donde estábamos. El caso es que tan girada está la política española que nuestro queridíssssssssssssssssssssssimo y amadísssssssssssssssssssssssimo Sr. Presidente del gobierno, Don Tancredo, ha decidido hacer algo, algo rompedor, rupturista, que de nuevo impulso a un partido que está empezando a preguntarse si Ciudadanos hará con ellos lo que ya ha hecho con UpyD: ha cambiado de ministro de educación. El ciudadano medio, al que le importa tanto la educación como a una vaca el tren que pasa ante sus ojos, ha recibido este nuevo impulso con una sonora indiferencia. Por si fuera poco, el Sr. Wert se ha ido aclarando que todo está atado y bien atado en su antiguo cargo y que su cambio no va a cambiar nada por si alguien lo dudaba. Donde sí han cambiado mucho las cosas es en Andalucía. Adivinen qué partido va a gobernar los próximos cuatro años. Pues el mismo que lo hizo los cuatro anteriores y los cuatro anteriores y los cuatro anteriores y... Eso sí, con el apoyo de Ciudadanos, que consiguió una sólida representación parlamentaria gracias a un motón de votantes hartos de que en Andalucía gobernasen los mismos. 
   La razón por la que Susanita buscó el apoyo de Ciudadanos es doble. Primero porque el líder nacional de su partido le había pedido que pactara con Podemos. No es un secreto para nadie que la Sra. Díaz, como todo buen político andaluz que se precie, está deseando irse a Madrid y que no se habla con Pedro Sánchez, se limitan a insultarse por vía intermedia. La otra razón es que Podemos exigía una lista de altos cargos de la Junta, vamos que le mentó la madre al PSOE. La lista de altos cargos, como la de empresas y empleados públicos, es un secreto de Estado en este país. Antes dimitir (ahí es nada) que darla. La razón ha quedado manifiesta estos días. El PSOE podía haber acelerado el nombramiento de la Sra. Díaz exigiendo la renuncia de sus escaños a Chaves, Griñán y Viera. Prefirió esperar. La Hermandad de estos caballeros (que, por cierto, no procesiona en Semana Santa ni está integrada únicamente por militantes del PSOE) y las luchas fraticidas entre ellos, explican buena parte de la vida política y económica, no sólo de Andalucía, en los últimos veinticinco años. Me harté de reír el otro día cuando Susanita llamó a Viera “este señor”, ella que utilizó a Viera, a Griñán y a Chaves para escalar hasta donde está y que llegó a ser acusada por sus críticos de secuestrarlos, porque hasta para invitarlos a café había que llamar al despacho de la Sra. Díaz.
   Pero si el PSOE andaluz no es ya dueño y señor de su propia casa, ¿qué decir de Pedro Sánchez? Está intentando construir un discurso propio y encontrar una buena envoltura con que presentarlo. De momento sólo ha encontrado la bandera nacional y nadie se cree lo que llevaba dentro. Ha llegado donde está como en su día llegó Rajoy, por falta de voluntarios para recibir el tortazo que las encuestas auguran. Habrá que ver si logra mantenerse tanto tiempo como Don Tancredo. En cualquier caso, el líder político por el que resulta más arriesgado apostar sigue siendo su majestad el rey Arturo. Se lo ha ganado a pulso camino del reino del Camelo. En cinco años ha llevado a CiU desde una amplia mayoría en el Parlament hasta el borde de la irrelevancia. Eso sí, las pasadas elecciones municipales otorgaron una arrolladora victoria al frente independentista que él capitanea... o, al menos, así lo presentó. La verdad es otra. Hasta el 75% de los concejales pertenecían a candidaturas por la independencia, lo cual representa un 25% del electorado catalán. De la ola de concejales rojigualdos (quiero decir, de la bandera roja y amarilla en franjas alternas de la independencia catalana, muy diferente de la bandera de España... que también es de franjas rojas y amarilla aunque menos... bueno es un lío, mejor lo dejo), decía, de la ola de concejales rojigualdos se salvaron tres municipios: Tarragona, Lleida y Barcelona. El nacionalismo catalán sigue pasando por la alianza entre los pequeños propietarios agrícolas del interior y la burguesía, ya menos industrial, de las grandes ciudades, exactamente igual que hace un siglo. Toda la inmensa masa de población que queda por medio no quiere tener que elegir entre Cataluña y España porque lo que realmente quiere es vivir bien y no discutir cómo han de ordenarse los colores en la enseña nacional.
   En medio de todo este batiburrillo, me impresionó profundamente la entrevista concedida el otro día a El País por Antoni Ortuzar, presidente del PNV. Sí, el PNV, ¿se acuerdan? El partido aquel que en los años noventa decidió tratar a todo el que no tuviera ocho apellidos vascos como extranjero, perder michelines y echarse al monte y allí por poco si recibió el abrazo del oso de la izquierda abertzale. Pues las riendas de ese partido las tomó un Sr. llamado Íñigo Urkullu, que decidió que para aventuras ya estaban las de Terra Mítica y que, lo que de verdad deseaban los vascos, era salir de la crisis y no reeditar las guerras carlistas. Desde 2012 está llevando las buenas formas y la gestión eficiente como bandera de lo vasco. El resultado ha sido que el PNV barrió en las pasadas elecciones municipales, obteniendo sus mejores resultados en 30 años. La entrevista del Sr. Ortuzar es un dechado de moderación, buenas maneras y realismo político. Habla de vertebrar el Estado, insiste en elaborar un País Vasco para todos, en la necesidad de tener un proyecto de futuro común, en un derecho a decidir pactado cuando llegue el momento, porque sabe que ahora lo que más importa a los ciudadanos es llegar a final de mes, elabora razonamientos complejos, calcula teniendo en cuenta el medio plazo... Espero que se presenten por Sevilla en las próximas generales, me estoy planteando votarles.

domingo, 21 de junio de 2015

Diplomáticos y diplomáticos (2 de 2)

   A la carrera diplomática se llega tras una licenciatura y unas oposiciones con cinco pruebas en las que, entre otras cosas, se exige idiomas y amplios conocimientos en derecho y economía. Quienes pasan esta primera fase entran en la Escuela Diplomática como funcionarios en prácticas. Allí deben alcanzar la formación necesaria para ingresar en la carrera diplomática. Además de los conocimientos que se les supone, un diplomático debe tener iniciativa, don de gentes, paciencia, educación exquisita, capacidad para adaptarse a diferentes ambientes y situaciones, capacidad para negociar, una notable resistencia a los efectos del alcohol y, por encima de todo, saber quién vendería a su madre por, digamos, unas entradas para una corrida de toros. Si consigue cumplir con todos estos requisitos, ya está dispuesto para esperar un nombramiento que, muy probablemente, lo hará recorrer como agregado delegaciones en países que le costará trabajo encontrar en el mapa. Con un poco de suerte podrá casarse con alguien que no sea su carrera diplomática y a quien arrastrará, junto con los hijos que vaya teniendo, por medio mundo. Lo más seguro es que pierda los mejores años de su vida organizando saraos flamencos para dictadorzuelos del tres al cuarto. Eso sí, igual llega a cobrar un sueldo medianamente decente. Mientras, verá cómo, gente con muchos menos méritos, que ha dado menos vueltas y que posee menor capacidad que Ud. va obteniendo cargos en los países que siempre quiso visitar, gracias a uno de los tradicionales métodos españoles para lograr puestos en la administración, es decir, el compadreo. Con todo, lo peor será cuántas veces se va a preguntar lo otro. Y “lo otro” es qué demonio loco dirige la diplomacia española, si es que alguien la dirige. Voy a poner únicamente un ejemplo.
   Uzbekistán es un país asiático de unos 30 millones de habitantes y algo más pequeño que España. Crece al 8% anual, su presupuesto tiene superávit y es rico en oro, petróleo y gas natural, aunque su escaso desarrollo tecnológico está ralentizando la explotación de dichos recursos. El país ofrece enormes posibilidades. Talgo firmó un contrato de 38 millones de euros para suministrarles trenes de alta velocidad y obtuvo un contrato para su mantenimiento que ha conllevado la presencia estable de la compañía en el país. ACS recibió un contrato para la creación de una planta de ciclo combinado por valor de 330 millones de euros. ISOLUX ha conseguido un contrato por valor de 138 millones de euros para la construcción de carreteras. La empresa de explosivos para minería Maxam, cuenta con varios miles de empleados y factura más de 180 millones de euros anuales en el país. Incluso Mango ha visto las posibilidades de hacer negocio y ha abierto dos tiendas. Que es la punta del iceberg lo reconoció el propio Estado español al organizar una visita del anterior rey que, finalmente, por un accidente de éste, no se llevó a cabo. El interés del gobierno uzbeko por incrementar las relaciones con España quedó demostrado al nombrar como primer embajador en nuestro país a Gulnara Karimova, hija del presidente, Islam Karimov. Porque, eso sí, Uzbekistán es uno de esos países de régimen “curioso” surgidos tras la desintegración de la URSS. A Karimov le falta poco para ser nombrado presidente vitalicio por aclamación ya que todos los que no parecían dispuestos a aclamarle están muertos o exiliados. Desde su cargo ha reprimido con igual brutalidad infiltraciones islamistas procedentes del vecino Afganistán, revueltas campesinas y disidentes que reclamaban más democracia. 
   Pues bien, para posibilitar la obtención de nuevos contratos y para proteger los intereses españoles en un país regido por la arbitrariedad contamos con el paraguas del cónsul honorario de España en Uzbekistán, a la sazón el delegado para la zona de la ya mencionada empresa de explosivos Maxam, y el embajador de España... en Moscú, sito a 3.402 Km de la capital de Uzbekistán. Sería hermoso decir que no estamos interesados en incrementar nuestra relaciones comerciales con Uzbekistán porque allí no se respetan los derechos humanos ni por equivocación, pero la verdad es que no hacemos negocios con ellos por desidia, entre otros, de nuestra diplomacia.
   En un panorama así, un Sr. como Bernardino León, con sus contactos, sus amistades y sus capacidades, podría haberse dedicado muy bien a hacer pasillos aquí y allá para lograr alguna embajada de relumbrón en la que dormitar a la espera de obtener una buena poltrona en la política nacional. Sin embargo, mientras Ud. y yo vitoreábamos los goles de nuestro equipo, este señor ha llevado a cabo misiones especiales en Liberia, Sierra Leona y Zaire, ha negociado el establecimiento de un comité que investigara la muerte de tres cooperantes españoles en Burundi y todavía le ha sobrado tiempo para ayudar en la organización de la Fundación Barenboim-Said para la Música y el Pensamiento y la West-East Divan Orchestra, donde músicos israelíes y palestinos pueden tocar juntos. Ahora, ahora que nosotros estamos celebrando los éxitos de nuestro fútbol en Europa, él lleva desde principios de septiembre del año pasado intentando negociar un acuerdo que ponga fin al enfrentamiento entre las dos principales facciones del conflicto libio (las guerrillas islamistas que controlan la capital y el gobierno “legítimo” de Tobruk). Cuatro borradores ha redactado ya este hombre a la búsqueda de algo que puedan firmar las dos partes mientras el Estado Islámico conquista terreno a ambas facciones y está a punto de crear un califato a orillas del Mediterráneo. La verdad es que tiene menos posibilidades de conseguir el éxito que yo de recibir la felicitación de un inspector educativo, sin embargo, ¿qué quieren que les diga? Tendrá un lado oscuro, como Batman, como Han Solo o como Sam Spade, pero, por ahora, es mi héroe.

domingo, 14 de junio de 2015

Diplomáticos y diplomáticos (1 de 2)

   Pensaba escribir sobre Dmitri Shostakovich, cuando he encontrado nuevamente noticias acerca de uno de mis héroes de los últimos tiempos y no me resisto a dedicarle unas líneas. Este señor fue el hombre de confianza de nuestro queridísssssssssssssssssssimo y amadísssssssssssssssssssssssssimo Sr. ex-presidente del gobierno, el zapatitos. Es, además, íntimo de José Andrés Torres Mora (jefe de Gabinete del anterior), de Mandatela Alvarez y del secretario general de PSOE de Málaga, Miguel Angel Heredia. Ha sonado como alcaldable para Málaga y estuvo en la cocina de la candidatura de Eduardo Madina a secretario general del PSOE. No, lo de que es uno de mis héroes de los últimos tiempos no es un sarcasmo. Entregarse al PSOE en cuerpo y alma, hasta el punto de ir a dar mítines a pueblos perdidos de la sierra de Málaga o figurar en puestos de relleno en las candidaturas de dicho partido, es sólo una de las facetas de Bernardino León Gross. Quienes lo conocen aseguran que es un auténtico encantador de serpientes, capaz de venderle frigoríficos a los esquimales y de suscribirte, antes de que te des cuenta, a la Gran enciclopedia portuguesa del bacalao (por cierto, el último político español de quien escuché semejante descripción fue de Adolfo Suárez). Domina varios idiomas, tiene una biblioteca de miles de volúmenes (parece confirmarse que hay políticos que leen) y es un gran amante de Bach. Pero, por encima de todo, es diplomático. Y aquí me gustaría hacer un inciso.
   Hubo una época, cuando no se ponía el sol en España, en que los diplomáticos españoles gozaban de prestigio internacional. El imperio no sólo ganaba las guerras, sabía ganar la paz con un cuerpo de negociadores que apuraban las victorias en los tratados. Esa escuela de diplomáticos siguió generando prodigios cuando ya sólo se trataba de ir salvando los muebles como se podía. Ahí estuvo, por ejemplo, Don Diego de Saavedra Fajardo a quien le tocó lidiar, nada menos, que con la máquina diplomática del cardenal Richelieu. Tras él ya nada fue igual.
   Los convulsos tiempos de la Segunda República, produjeron, como en muchos otros ámbitos, un ramillete de nombres memorables en la diplomacia. Un caso típico es el de otra persona a la que es obligatorio anteponerle un “Don”, Don Pablo de Azcárate. En la Dirección Técnica de la recién creada Sociedad de Naciones desde 1922, medió entre polacos y alemanes, húngaros y rumanos en la Europa de los años 30. Con el comienzo de la guerra (in)civil, pasó a defender la causa republicana en París y Londres, actividad en la que continuaría, ya como simple exiliado, hasta 1946, año en que pasó a formar parte de la ONU. Fue esta organización la que le encargó una “pequeña” tarea que le mantendría entretenido hasta su jubilación: mediar en la pacificación de Palestina. Pese a que el gobierno de Franco no dudó en desprestigiarle ante los países árabes siempre que tuvo ocasión y pese a la inmensidad de la tarea que se le había encomendado, peleó ferozmente por alcanzar un acuerdo entre judíos y palestinos que pusiera fin al conflicto. No se puede decir gran cosa de sus logros, pero sí de sus esfuerzos.
   A esta misma hornada de diplomáticos pertenece Don Julio López Oliván. Ligado al Tribunal de Justicia Internacional de la Haya desde 1929, actuó como árbitro en el contencioso sobre la Alta Saboya y Gex (1933), como delegado en la Conferencia Económica y Monetaria Mundial en Londres (1933), como presidente del Comité del Consejo de la Sociedad de Naciones para el establecimiento de los asirios en Irak (1934-5), como miembro del Comité de los Tres del Consejo para la preparación del plebiscito en el Sarre (1935), como miembro del Comité del Consejo de la Sociedad de Naciones para el estudio del problema de la esclavitud, etc. etc.
   Pero no sólo el bando republicano contó con buenos diplomáticos. El régimen franquista nació aislado internacionalmente y hubo de poner en marcha toda una estrategia convergente en su reconocimiento. Desde luego, vender a Franco en una Europa que ensalzaba el triunfo de los valores democráticos, no era tarea fácil y, sin embargo, el cuerpo diplomático español afrontó dicha tarea consiguiendo un éxito indiscutible. Ese impulso se vio reforzado con la llegada de la democracia. La Transición despertaba interés por doquier y el bien entrenado cuerpo diplomático supo sacar buenos réditos de ello. Desde entonces, como casi todo lo demás, ha ido languideciendo de un modo bastante patético. Cierto blog comentaba hace poco que si la práctica totalidad de las embajadas españolas en el mundo cerraran, nadie notaría la diferencia. Es verdad. El estado habitual de los embajadores españoles parece ser el de ausente. Nunca están cuándo y dónde se los necesita y cuando están las cosas suelen ser peor. De los cónsules conviene no hablar. En buena medida, la culpa no es suya, son lo que son porque están gracias a quienes están.

domingo, 7 de junio de 2015

El nuevo biopoder (3)

   Imaginemos que es Ud. el director general de una compañía farmacéutica y que a su despacho acuden dos de los investigadores de su laboratorio. Uno de ellos le dice que ha creado una píldora contra la enfermedad X tal que, tomándola durante un mes, la enfermedad queda completamente curada. El otro le dice que ha creado una píldora, también contra la enfermedad X, pero que ésta no la cura, simplemente si un paciente la toma tres veces al día durante toda su vida, vivirá sin síntomas de la enfermedad. ¿Cuál de las dos píldoras fabricaría Ud?
   Ahora que ya sabe cuál es la lógica de la industria farmacéutica, vamos a aportar un pequeño dato: el mercado mundial de fármacos mueve más de 500.000 millones de dólares anuales con un ritmo de crecimiento aproximado del 8%. Pfizer, buque insignia del big pharma, ganó en el año 2012 46.000 millones de dólares como resultado de una inversión de unos 17.000 millones de dólares. Cabe, por tanto, otra pregunta: ¿cuántas voluntades se pueden comprar con un margen de beneficios de 29.000 millones de dólares anuales? Por brutales que puedan parecer estas cifras, hay que añadirles un detalle de fácil comprensión y es que todos queremos más, siempre queremos más. ¿Cuántos enfermos hay en el mundo? ¿cuántas personas enferman cada día? Por muchas que sean, son únicamente una parte de la población mundial. Hace casi medio siglo, cierto directivo de otra de las grandes del big pharma, Merck, señaló el camino. Decía aquel buen hombre que él siempre había soñado con crear medicamentos para las personas sanas. Aunque no estaba pensando precisamente en ellas, tales medicamentos existen desde hace más de un siglo, se llaman vacunas.
   La más reciente de todas las vacunas, la vacuna contra el virus del papiloma humano, es un ejemplo perfecto de lo que venimos diciendo. Publicitarla fue fácil, el virus del papiloma humano es “la segunda causa de cáncer en las mujeres por detrás del cáncer de mama”. Sólo el machismo imperante pudo retrasar hasta 2007 la Primera Cumbre Global sobre el cáncer de cérvix, de la que surgió la "Coalición contra el Cáncer de Cérvix" apadrinada por mujeres famosas. En enero de 2008 se celebró la "Semana Europea para la Prevención del Cáncer de Cuello de Útero". Múltiples sociedades médicas y científicas han elaborado documentos urgiendo a las autoridades a la vacunación masiva de la población femenina. Casualmente 2008 es el año en que se concedió el premio Nobel de medicina al descubridor del mencionado virus. También por casualidad, el presidente y otro miembro del comité que evaluaba los premios Nobel del año 2008 habían trabajado como consultores para AstraZeneca, la empresa que posee la patente sobre la obtención de elementos clave para el desarrollo de la vacuna. Igualmente es una casualidad que AstraZeneca sea una antigua patrocinadora de dos empresas de la Fundación Nobel.
   Ciertamente, todo esto da igual si estamos hablando de salvar vidas humanas. Pero, ¿cuántas vidas humanas va a salvar esta vacuna? En realidad, el mapa mundial del cáncer del cuello de útero muestra una dispersión muy desigual en la incidencia de dicha enfermedad. Es una plaga y causa una alta mortalidad en los países poco o nada desarrollados, países, por otra parte, donde la población femenina seguirá sufriendo sus efectos porque estamos hablando de la vacuna más cara aparecida hasta la fecha y que, por tanto, difícilmente podrá ser distribuida en los países en los que este tipo de cáncer tiene mayor incidencia. En los países desarrollados, donde sí se ha vacunado a la población, hasta el 90% de las mujeres que contraen el virus lo eliminan de modo espontáneo y buena parte del 10% restante obtiene un tratamiento eficaz antes de que la enfermedad alcance las fases más peligrosas de su desarrollo como consecuencia de las revisiones ginecológicas. 
   Pero, claro, la totalidad de las mujeres de los países ricos, sigue siendo la mitad de la población de dichos países. En EEUU hace años que se puso en marcha la segunda fase de la operación “vacuna del papiloma”. Si el cáncer de cuello de útero es causado por un virus, ¿cuál es la vía de transmisión? ¿cuántas mujeres puede infectar un adolescente que haya practicado un cunilingus a una portadora? Antes que correr un riesgo semejante, ¿no sería conveniente vacunar también a la población masculina?
   Cuento todo esto porque en España ha aparecido el caso de un niño infectado por difteria, una enfermedad prácticamente erradicada en Europa. Sus padres pertenecen a uno de los múltiples círculos anti-vacuna que se están formando por todo el mundo. Hay un lema del periodismo que dice que si un perro muerde a un hombre, eso no es noticia, si un hombre muerde a un perro, eso sí es noticia. Unos padres no vacunan a su hijo y éste contrae la enfermedad contra la que no ha sido vacunado. ¿Dónde está la noticia? Más bien debiera serlo lo contrario, los miles de casos anuales de personas vacunadas contra una enfermedad que acaban contrayéndola. Sin embargo, como norma, ninguno de estos casos aparece jamás en la prensa. Curiosamente, el caso de este niño con difteria no ha abandonado la cabecera de los principales medios de comunicación españoles en los últimos días, junto con una serie de artículos informando de quiénes son estos lunáticos que quieren que sus hijos enfermen.
   ¿Durante cuánto tiempo debe ser vacunada la población contra una enfermedad erradicada de su entorno? Si la lista de vacunas obligatorias en un país como España, difiere de comunidad en comunidad, ¿cuál es el criterio seguido para establecer qué es lo más conveniente para la población? ¿O es que la lista de vacunas no se establece en base a lo que es más conveniente para la población sino en base a lo que es más conveniente para la industria farmacéutica? ¿Cuántas de las vacunas que administramos a nuestros hijos implican realmente un beneficio a medio y largo plazo para ellos? ¿Son nuestros médicos capaces de distinguir entre unas y otras? O, dicho de otro modo, ¿existe alguna diferencia entre revistas médicas y folletos publicitarios de las empresas farmacéuticas? ¿Realmente es de enfermos hacerse estas preguntas o es una sociedad condenada a enfermar la que considera lunáticos a quienes se las hacen?