El pasado jueves 22 de enero, me quedé estupefacto al ver la portada de la edición electrónica de El País. En ella podían leerse las siguientes noticias:
1ª) El año 2014 terminó con una disminución en 477.900 personas del número de parados, dejando la tasa de paro en un 23,7% de la población activa. Desde hace más de siete años, la tasa de paro no ha hecho otra cosa que escalar hasta cotas insoportables por cualquier país decente. Por si fuera poco, uno de los sectores en que disminuyó significativamente el paro fue en la construcción, motor de la economía de este país en las últimas décadas. Pese a que la bolsa de parados sigue siendo astronómica y es poco probable que la mayoría de ellos encuentre trabajo en los próximos doce meses, sin duda, estamos ante una noticia positiva.
2ª) El turismo rompe todos los récords históricos con casi 65 millones de turistas. Junto con la construcción, el otro sector tradicional de crecimiento de nuestra economía siempre ha sido el turismo. Nuestro modelo productivo es el sol, la playa y los hoteles desde hace más de cincuenta años y todo el tiempo transcurrido, toda la modernización de la que, se supone, hemos sido objeto y todas las proclamas de los sucesivos gobiernos no han cambiado eso. Vamos camino de un ciclo de crecimiento basado en otra burbuja inmobiliaria, que explotará en diez o quince años para volver a donde estamos ahora mismo. No obstante, la llegada de turistas es una buena noticia desde los tiempos de Franco.
3ª) El Banco Central Europeo va a comprar títulos de deuda pública de los países con problemas. Super Mario Draghi, al fin, se ha salido con la suya y va a poner en práctica una medida que, de haberse llevado a cabo en 2007, le habría ahorrado a Europa la brutal cura de adelgazamiento a la que se ha sometido. Los alemanes están que trinan. Merkel y los suyos siguen empeñados en que nos sobran michelines. El gobierno alemán cree que los países del sur de Europa siguen necesitando cambios estructurales y teme que con esta medida dejen de hacer los deberes que les pusieron desde Berlín. Dicho de otro modo, el harakiri que Europa se ha efectuado, este largo rajarse la barriga y ver cómo salen por ella la sangre y las vísceras económicas de los europeos, se ha debido, no a razones objetivas, sino a las creencias y temores del gobierno alemán. Después, si otros, algo más fanáticos pero no menos tontos, acribillan a inocentes en base a sus creencias, nos rasgamos nuestras vestimentas de europeos racionales y buscamos explicaciones en lo que pueda o no poner en cierto libro sagrado. Ni las creencias ni el miedo, como ya hemos explicado repetidamente, son buenos consejeros, suponiendo, claro está, que uno quiera llegar a la verdad, el bien o la felicidad. Por tanto, es un buena noticia que Super Mario haya logrado su objetivo y marchemos a pasos agigantados hacia los eurobonos.
4ª) El gobierno estudia medidas para presionar a la baja el precio de los combustibles. El objetivo parece estar en torno a un euro el litro de gasolina/gasoil. Ciertamente, no hay buena noticia para la economía que no sea mala para la ecología y, por otra parte, o yo he cambiado mi estilo de conducción, o mi coche tiene un problema, o el combustible que nos están sirviendo últimamente es de calidad inferior al que nos servían antes del desplome de su precio. En cualquier caso, la situación de todos sería mucho peor si a nuestras cuitas hubiésemos de añadir un petróleo por la nubes.
Ahora podrán entender mi estupefacción: cuatro buenas noticias en la portada de un periódico el mismo día. ¿Cuándo antes había ocurrido esto? La verdad es que no tengo memoria de semejante evento. Sin duda, es una casualidad bastante notoria. O puede que no fuese ninguna causalidad. Ahora que el bipartidismo parece amenazado en nuestro país, PP y PSOE han descubierto lo que todos sabíamos, es decir, que es mucho más lo que los une que lo que los separa. Las antaño duras críticas al gobierno que prodigaban las páginas de El País se han convertido en editoriales comprensivos con su actuación y la propia noticia de la disminución del paro fue voceada por este diario, cercano a los socialistas, sin el menor atisbo de duda acerca de cuáles eran las cifras reales. Las críticas que en sus páginas se puedan encontrar, no van dirigidas contra el gobierno, sino contra quienes parece que ya gobiernan de facto. No deja de ser sorprendente este frente común que han formado nuestros políticos. ¿Será también casualidad?