Vivimos en España una lucha de poder sin igual, una confrontación entre dos modos de entender el destino de este país, entre dos Weltanschauungen que decidirá nuestro destino en la próxima década. Y no me refiero a la formación de gobierno, que eso apenas si será una carambola del duelo de titanes al que me estoy refiriendo, el de Pedro Sánchez con Luis Rubiales.
Ya he explicado aquí que se llama diwan a la corte de las maravillas que rodea a Su Majestad, el sátrapa de Marruecos. El diwan tiene una ideología, un objetivo y un modelo de país muy claro y definido llamado dinero. Constituye uno de los pilares de la monarquía alauí. El otro es el apoyo norteamericano desde su fundación. Pero, claro, los norteamericanos no dan dinero, más bien, hay que ponerle una alfombra roja a quien venga de allí para quedarse con cualquier parcela de lo económicamente rentable. Si tu hambre de oro no queda saciada con lo que puedes arrebatarle a tus súbditos, existe una manera de multiplicarlo llamado "Mundial de fútbol". Marruecos lleva 30 años intentando conseguir uno. Siempre ha tenido factores en contra. Primero fue que carecía de la infraestructura básica, después su irrelevancia futbolística y, finalmente, lo otro. En qué consiste "lo otro" lo comprobó en sus propias carnes el insigne Luis Rubiales. Cuando llegó a la presidencia de la honorabilísima Real Federación Española de Fútbol, encontró encima de la mesa de su despacho un generoso sobre de billetes a modo de felicitación de Su Majestad, el déspota de Marruecos. Ni corto ni perezoso, Rubiales decidió que la Supercopa de España de ese año se celebrara en Tánger, que en aquella época era el estadio más grande del mundo sin luz ni agua. Los argumentos del impresentable de Rubiales para esta decisión fueron contundentes: el rey lo pagaba todo. Y allí que fueron equipos y un puñado de aficionados para entender cómo se sentía uno trabajando como animador en una fiesta de Su Majestad. Rubiales el facineroso no se quedó ahí, se sacó de la manga que los problemas marroquíes con el mundial se solucionarían acudiendo conjuntamente con España. Se lo largó a Pedro "el hermoso", junto con el regalo que le habían hecho los marroquíes, y a Pedro se le pusieron los ojos como platos. Pero cuando Rubiales acudió con la milonga a la UEFA se topó con "lo otro".
La UEFA es un Estado dentro de ese Estado llamado FIFA. Agrupa a las ligas más rutilantes del mundo y nunca han entendido cómo sus votos valen dentro de la FIFA tanto como los votos de Oceanía. De hecho, se tomaron como una ofensa que los marroquíes los hubiesen intentado sobornar… con las mismas cantidades que a los demás. Peor se tomaron que los puentearan llevándose la Supercopa de Francia e Italia a su país y aún peor que Rubiales hubiese hecho lo propio sin consultarles. Da cuenta de la dimensión de la bronca que recibió, que cuando Pedro el venusto dio a conocer la candidatura conjunta de Marruecos y España a los pies de Su Majestad alauí, la RFEF dijo que no sabía nada. Los mensajes que se intercambiaron Pedro y Luis fueron elocuentes. Pedrito le echó en cara haberlo dejado con el culo al aire y Luisito le respondió que tenía que explicarle (lo que le habían dicho en la UEFA). Pero Pedro ya se la tenía jurada, así que le dijo que hablara con el Ministro de Deportes, que, para un presidente de la RFEF, es como decirle que hable con Satanás. La respuesta del baboso de Rubiales fue contundente: si quería un mundial, tenían que hablar ellos dos. Pedro "el hermoso" se encontró en una situación difícil. Por una parte, necesitaba el trabajo de "gota a gota" que Rubiales podía hacer en la UEFA para conseguirle el mundial a Marruecos. Por otra parte, había que hacerle pagar a Rubiales su traición. Así que hizo lo que cualquier político hace cuando quiere deshacerse de alguien: acercarse a él, protegerlo, convencerlo de que tiene el control, vamos lo que Putin ha hecho con Prigozhin. Pero los marroquíes ya le habían pinchado el teléfono a Pedro el especioso gracias a un software que recibieron como premio por su reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. Conocían sus secretos más íntimos, los puticlubs de los que tuvieron que echarlo, sus cuentas corrientes en Panamá, sus servicios a China, en fin, lo normal de cualquier político español. Lo primero que tenía que hacer si quería deshacerse de Rubiales era convencer a los marroquíes de la fidelidad a la causa, así que les regaló el Sahara Occidental…
Mientras tanto, el repugnante de Rubiales sirvió como regadera del dinero de Marruecos para la UEFA hasta el punto de que lo han nombrado vicepresidente por unanimidad "casualmente" a la vez que la UEFA cambiaba su postura respecto de la candidatura conjunta de Portugal, Marruecos y España. "Casualmente" también, Marruecos ha ido adquiriendo relevancia futbolística y en el último mundial eliminó a España y a Portugal. "Casualmente" España no consiguió marcar ni un solo penalti en su eliminatoria con Marruecos, algo que el sinvergüenza de turno, quiero decir, el seleccionador nacional, se tomó con tranquilidad estoica sentado en su banquillo. Pero, claro, tantas casualidades, tanto ascenso, tantos cariñitos de Pedro "el hermoso" y tantas juergas a cargo de las tarjetas de la federación se han subido a la brillante cabeza de Rubiales. Así que, tras haberse puesto a punto los huevos junto a Su Majestad la Leti, le largó un morreo ante las cámaras de todo el mundo a una de las jugadoras españolas que había conseguido el histórico hito de ganar el mundial femenino, convirtiendo así este hito histórico en un montón de mierda. Pedro "el hermoso" ha visto llegada su oportunidad y se ha puesto a la cabeza del clamor popular contra Rubiales. Al fin y al cabo, parece que el voto de la UEFA está asegurado y eso le da el mundial o su parte correspondiente a Marruecos, así que Rubiales se ha vuelto prescindible. Pero Rubiales es presidente de la RFEF, es decir, es Dios y no solo no va a dimitir, sino que va a llamar a Casablanca a decirles que sin él se quedan sin su mundial. Sánchez sobrevivió a la Susanita, sobrevivió a todas las campañas que El País lanzó contra él, ha sobrevivido a encuestas en contra, pero desde esta semana se enfrenta a su reto más desafiante, sobrevivir a Rubiales. En cualquier caso, ya sabemos quién va a salir perdedor de esta duelo de titanes, Jennifer Hermoso y, por añadidura, el resto de sus compañeras de la selección, que para eso son mujeres y les han dado a las mujeres de este país y a quienes en él aman el deporte de verdad una alegría.